"Hago documentales sobre personajes, procesos, o realidades que me inspiran, me conmueven o que me angustian y que quiero entender; sentí una necesidad muy profunda de documentar lo que estaba pasando", explicó Ramos, quien añadió que (la película) "revela relaciones de poder; a través del "teatro" de la justicia brasileña propongo reflexionar sobre la sociedad".
Sin embargo, la directora confiesa que su idea no era esa, puesto que estaba convencida de que el "impeachment" no saldría adelante.
Ramos decidió viajar a Brasilia rápidamente ocho días antes de la primera votación, convencida de que grabaría algo sobre la extrema polarización que vivía el país, que daría como mucho para un corto, pero las circunstancias se sobrepusieron.
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El documental se centra de forma estricta en el juicio contra Rousseff, acusada oficialmente de haber maquillado las cuentas públicas para esconder el déficit gubernamental, por eso da mucho espacio a las largas sesiones de las comisiones del Senado, con toda la ristra de argumentos a favor y en contra de la destitución.
"Esa interacción entre los dos lados es lo que me interesa, por eso no uso la entrevista, quiero que los personajes interactúen por sí mismos", subraya la directora, que no obstante sólo tuvo acceso a las reuniones internas de los senadores de la izquierda (mayoritariamente del Partido de los Trabajadores, PT); quienes acusaban a Rousseff le negaron el acceso al "backstage".
También tiene un papel destacado el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, considerado el artífice de la destitución y ahora preso por corrupción.
El documental muestra cómo Cunha llevó a votación la petición de "impeachment" como una especie de venganza contra el PT, que poco antes había votado a favor de que una comisión investigara sus presuntas corruptelas.
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El rodaje no fue fácil, confiesa la directora, debido a sesiones maratónicas de hasta 12 horas en el Senado, que se repetían día tras día en la recta final.
"Fue muy intenso y muy cansado (…) viví momentos muy conmovedores, muy tristes, muy sorprendentes, fue un proceso emocionalmente fuerte", remarca Ramos, quien no obstante añade que en ese momento su mayor preocupación estaba en cuidar de los detalles técnicos.
Aunque defiende que su película no es "panfletaria", Ramos asume que todo filme es subjetivo y que aunque ella tiene una posición crítica con lo que ocurrió se trata de una película honesta que permite que tanto espectadores de izquierda como de derecha puedan verla y sacar sus propias conclusiones.
"No defiendo una tesis claramente, no hago ese tipo de cine", subraya.
Su recorrido internacional no quedó ahí, recientemente se pudo ver en el Festival Visions du Reel de Suiza y en breve se exhibirá también en certámenes de Toronto, Madrid, Sheffield (Reino Unido), Munich y Chicago.