Las más afectadas son las empresas con participación extranjera, así como el negocio de transporte de mercancías del sector energético a causa del cese del tránsito de petróleo de Rusia.
El transporte de petróleo y la mayoría de los productos derivados del petróleo ya se ha trasladado de los países bálticos a las ciudades de Primorsk y Ust-Luga. Esto afectó concretamente a la carga y los ingresos del puerto de la capital de Estonia.
Según el nivel de disminución del tránsito desde Rusia, después de Tallin, las mayores pérdidas las sintió Riga. Los puertos de Kláipeda, Ventspils y Liepaja se encuentran en una posición relativamente mejor.
"Las cargas de energía se están agotando. El grano todavía tiene indicadores positivos. En total, el tránsito de cargas está disminuyendo", prosigue Dienas Bizness.
Las cargas de Bielorrusia y China no cambian fundamentalmente la situación. Por lo tanto, los Gobiernos de Letonia, Lituania y Estonia buscan un remedio en las negociaciones con Rusia. Sin embargo, estos intentos se anuncian por la prensa local mucho menos que las declaraciones sobre la presunta "amenaza del Este". Los países bálticos también están buscando nuevos socios, pero su búsqueda está limitada por las condiciones geográficas.
El presupuesto de Letonia perdió en 2017 entre 60 y 65 millones de euros —entre 74 y 80 millones de dólares— debido a la disminución del tránsito de cargas de Rusia.
"Toda la logística de Letonia constituye el 10% del PIB, aproximadamente el 50% del tránsito es de carga rusa. La salida de la carga rusa puede provocar una pérdida de 200-250 millones de euros anuales. Y afectará a entre 20.000 y 30.000 trabajadores. Puede haber pérdidas muy graves", cita el diario al ministro de Transporte del país, Edgars Tavars.