Según Rodríguez Gelfenstein, casi todas estas reuniones —que agrupan a los mandatarios de todo el continente y que tienen precedentes históricos desde 1889— "han sido de un plegamiento absoluto de América Latina a EEUU" y se inscriben en la visión que tiene Washington sobre su derecho al "control sobre la región", en sintonía con la doctrina Monroe.
"Sobre todo en tiempos modernos, en los que que así como la gente en todo el mundo se pueden comunicar, los presidentes pueden estar en contacto en mayor medida, de manera permanente, a través de los medios tecnológicos", expresó el analista venezolano.
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En ese sentido, la reunión presencial es apenas "de carácter simbólico". La preparación de la cumbre estuvo marcada por las rispideces entre el país anfitrión y Venezuela. El llamado Grupo de Lima, un club de 14 países liderado por Perú, emitió una declaración en febrero en la que afirmaba que la presencia de Nicolás Maduro "no [sería] bienvenida" en el acontecimiento.
"Esta cumbre no va a tener ninguna importancia, pues son reuniones retóricas. Si hubo una que la tuvo fue la de Mar del Plata (2005), cuando se trabajó la posibilidad de construir un área de libre comercio de las Américas y EEUU sufrió una derrota contundente", comentó el experto.
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Sin embargo, el analista resaltó que en paralelo, en Lima habrá "una cumbre de los pueblos", cuyos participantes tendrán "una opinión distinta que los medios de comunicación no recogerán".
Paradójicamente, la reunión oficial tiene como tema "la lucha contra la corrupción", aún cuando Pedro Pablo Kuczynski, electo en 2016 e impulsor de la cumbre, terminó renunciando por su fuerte implicación en escándalos de corrupción con la empresa multinacional Odebrecht.
"Hay involucramiento de varios presidentes en hechos de corrupción: son públicos y conocidos casos en Argentina, Chile, Panamá, Honduras, Guatemala, Colombia… difícilmente puedes poner a los buitres a cuidar carne", aseveró el experto.
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La división de poderes, "un paso adelante de la humanidad", hoy en día "ya no tiene ningún valor", pues por ejemplo los sistemas judiciales "están al servicio de los poderosos". Por eso, en este contexto "la Justicia es una entelequia".
El analista enumeró una serie de hechos que considera fruto de esta situación, como el presunto fraude en las elecciones presidenciales de Honduras "con el aval de la OEA y EEUU" o la detención del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil a pesar de que otros políticos aliados al actual Gobierno, probadamente implicados en episodios de corrupción, estén libres.
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Pero también la detención en Colombia de Jesús Santrich, negociador de las FARC, por presuntos cargos de narcotráfico, una medida tomada "violando los propios acuerdos" de paz por una orden de la DEA, mientras "cientos de líderes sociales" son asesinados por narcotraficantes.
Asimismo, citó los conflictos de interés de los mandatarios de Argentina, Mauricio Macri, y Chile, Sebastián Piñera, provenientes de importantes grupos empresariales.