Por estos días se desarrollará en Viena, Austria, un congreso internacional que reunirá a más de 400 clowns que brindan un servicio comunitario.
Dentro de la crisis migratoria que vive Europa, estos payasos visitan casas de refugiados para acompañar a familias o niños que muchas veces llegan sin sus padres, y que luego de una larga travesía traumática tienen que empezar una nueva vida.
"La base en las que trabaja el clown es una escucha abierta, sensible y perceptiva que abre una puerta a la empatía con el otro. Que no tiene que ver con una risa inmediata, sino con encontrar una conexión emocional más amplia que solo la risa", explicó a Sputnik Agustina Pezzani, una de las organizadoras del encuentro en Viena.
Los refugiados a veces tienen que esperar meses o años hasta lograr que el país receptor les conceda el asilo. Por eso el grupo de clowns está ingeniando nuevas formas de trabajar con ellos.
"Los niños están sanos, tienen energía, hablan el idioma, van a la escuela.Son chicos que tienen muchas ganas de hacer cosas. Estamos pensando en llevar más propuestas de talleres, y poder tener una continuidad en este compartir: enseñarles trucos o empezar a tener talleres de teatro", señaló Pezzani.