El miedo ante una China demasiado fuerte
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"Si Rusia y China se unen en un frente antijaponés, será la confirmación para Tokio de que sus peores temores se han cumplido", señala a Sputnik el jefe del Centro de Investigación Japonesa del Instituto del Lejano Este, Valeri Kistanov. La tensión entre ambas naciones se puede cortar con cuchillo. "Xi Jinping no quiere ni oír hablar de reunirse con Shinzo Abe", asegura, y añade que solo acaban el uno frente al otro cuando no tienen más remedio: durante grandes cumbres y "de ninguna otra forma".
"Yo utilizaría la siguiente metáfora: las relaciones entre Japón y China están en estos momentos en el congelador", enfatiza el experto.
Las sanciones más leves del mundo
Japón quiso seguir el ejemplo de los países occidentales y limitó las importaciones de productos procedentes de la entonces recién reincorporada península de Crimea. También prometió congelar los activos financieros de los rusos cuyo nombre apagó apareciendo en aquella lista negra. Sin embargo, el intercambio de productos entre Crimea y Japón es casi inexistente y los ciudadanos rusos no suelen guardar sus ahorros en el país.
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No le des a Japón la isla
"En Washington han expresado su descontento con el hecho de que Japón no le siga el juego cuando se trata de Rusia. Obama dijo a Abe que no era el momento de ir al encuentro [de los rusos]. Pero el primer ministro japonés (…) espera pasar a la historia como el hombre que acabó con el problema de las Kuriles", advierte Kistanov.
Para cumplir con su plan, Abe está preparado para soportar los embistes que le vengan. Japón, a diferencia de otros países del G7, por ahora no ha decidido expulsar a ningún diplomático ruso como represalia por el caso de Skripal, añade Kistanov.
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