En estas condiciones las negociaciones entre Belgrado y Pristina se encuentran en un callejón sin salida, opinó el politólogo Zeljko Cvijanovic en una entrevista a Sputnik.
"Es posible que en esta situación Estados Unidos intente presionar sobre los serbios al igual que lo hicieron en los años 1990 y 2000. El mundo ya ha cambiado. Además, la fuerte presión sobre los serbios los echará a los brazos de Rusia y China", indicó.
Según Cvijanovic, existen varios escenarios para el futuro de Kosovo en las condiciones actuales.
Según el experto, el objetivo de este escenario sería asustar al Gobierno serbio con que se repita un éxodo de serbios, similar al de 1995, cuando más de 200.000 serbios fueron expulsados de sus tierras en Croacia. Se espera que este miedo los obligue a aceptar cualquier condición que Estados Unidos imponga, agregó.
El segundo escenario supone la reconsideración de la estrategia serbia. La idea del ingreso de Serbia a la Unión Europea dejaría de prevalecer sobre la meta de reincorporar a Kosovo como parte de Serbia, señaló Cvijanovic.
A su juicio, la idea del ingreso de Serbia a la UE ha dominado en Belgrado en los últimos diez años y esto ha atado de manos al Gobierno.
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En tercer lugar, no se puede excluir que las negociaciones continúen y pronto todos prefieran olvidar este incidente. Esta opción, entre otras cosas, supone que el conflicto en Kosovo permanezca congelado durante muchos años.
"En cualquiera de los casos, la cuestión de Kosovo no se resolverá ni ahora ni en cinco años", aseveró el experto.
EEUU, por su parte, desde hace tiempo, interviene en la cuestión de Kosovo, ya que, según Cvijanovic, Pristina hace todo lo que Washington le indique.
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A su entender, el escenario más radical, que supone la ocupación albanokosovar de la parte norte de Kosovo —poblada mayormente por serbiokosovares y no controlada por las fuerzas de seguridad de Pristina— parece poco probable, puesto que en este caso Belgrado no tendría ninguna otra opción que dar una respuesta militar.
El 26 de marzo por la noche, las fuerzas especiales de la Policía kosovar de Pristina irrumpieron en un edificio administrativo en la ciudad de Mitrovica —en la parte norte de Kosovo— donde se estaba celebrando una reunión dedicada a las relaciones de Serbia y la autoproclamada república de Kosovo, apoyada por EEUU y la mayoría de los países de la UE.
Según la última información, la Policía utilizó granadas aturdidoras y gas lacrimógeno, dejando un saldo de 32 personas heridas.
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Las autoridades de Pristina justificaron esas acciones con que Djuric tenía prohibido entrar en Kosovo. El presidente serbio, Aleksandar Vucic, calificó lo ocurrido como una provocación. Por su parte, Vladímir Putin, condenó enérgicamente la violenta detención de los políticos serbios.
Kosovo, antigua provincia serbia poblada mayoritariamente por albaneses, proclamó en 2008 su independencia unilateral, que Belgrado no reconoce.
Por el momento, la independencia de Kosovo ha sido reconocida por EEUU, Canadá y la mayoría de los miembros de la UE, pero no goza del reconocimiento de Rusia, China, España, Irán, Israel y Siria, entre otros países.