Si bien para Pristina puede haber un único compromiso —el reconocimiento total de la independencia declarada unilateralmente en 2008 y reconocida por EEUU—, desde Belgrado se hacen escuchar simultáneamente muchas propuestas al respecto.
Así, el ministro de Exteriores de Serbia, Ivica Dacic, propone dividir Kosovo en dos partes: la serbia y la albanesa. Además, alega que Pristina deberá pagar una compensación a Belgrado por las propiedades serbias usurpadas. Por su parte, el ministro de Comercio, Rasim Ljajic, ofrece un plan de normalización de las relaciones total con Pristina, sin reconocer su independencia ni su adhesión a la ONU.
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El líder del movimiento serbio Iniciativa Popular, Oliver Ivanovic, ofrece para Kosovo el plan que ya ha sido probado en Chipre. Así, el conflicto deberá ser prácticamente 'congelado' por lo menos durante los próximos 10 años y, en ese tiempo, intentar crear una hoja de ruta gubernamental para el futuro diálogo, cuando lleguen las nuevas generaciones al poder. Por otra parte, el jefe del Partido Liberal-Demócrata serbio, Cedomir Jovanovic, asevera que es necesario al menos reconocer a Kosovo ante la ONU: "Y ya nuestros hijos llegarán a reconocer su independencia".
"Los serbios son un pueblo de individualistas. No en vano, dicen que, donde hay tres serbios, hay cuatro partidos", comenta la situación la diputada del Parlamento serbio, Sanda Raskovic Ivic.
Sandra Raskovic Ivic, que fue presidenta del Centro de Coordinación sobre Kosovo, indica que, para resolver el caso, Serbia debe actuar con la mente fría y no apresurarse. Agrega que la Constitución y la resolución 1243 del Consejo de Seguridad de la ONU están de parte de Belgrado.