"La riqueza hídrica del país es un hecho, pero también sabemos que la distribución es muy desigual (…) no hay agua suficiente, hay que repensar la matriz hídrica, tenemos aguas superficiales y subterráneas, ok, pero hay que introducir la reutilización, el control de pérdidas y la desalinización", dijo a Sputnik Gertjan Beekman, coordinador de Recursos Naturales, Gestión Ambiental y Adaptación a los Cambios Climáticos del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
En el sureste del país, donde se encuentran metrópolis como Sao Paulo, Río de Janeiro y Belo Horizonte, la densidad de población es de 86,92 habitantes por kilómetro cuadrado, pero la región apenas concentra el 6% de los recursos hídricos del país.
La situación es más extrema en el noreste, con 3,3% de las aguas del país pero con una densidad de 34,15 habitantes por kilómetro cuadrado, según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
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Esta región está dominada por un ecosistema semiárido, donde históricamente se suceden las sequías y que hasta hace pocos años sufría con hambrunas que diezmaban su población en los peores años.
Beekman apuntó que la solución está en la desalación y puso como ejemplo el programa Agua Dulce del ministerio de Medio Ambiente, que opta por usar aguas salobres subterráneas en pequeñas aldeas del interior, posibilitando el consumo humano y la agricultura.
Desde su inauguración, hace 12 años, el programa atendió a más de 3.000 municipios y a 100.000 beneficiados sin necesidad de grandes obras faraónicas.
"Ha funcionado a las mil maravillas porque está condicionado a la capacidad de los acuíferos", explicó Beekman, y añadió: "La población recibe agua de excelente calidad y el impacto es muy positivo, ya apenas hay enfermedades relacionadas con el agua".
Además de los beneficios obvios de disponer de agua en un lugar donde no antes no había, el proyecto tiene otros efectos secundarios positivos, ya que los residuos de la desalinización van a un taque donde se practica la piscicultura (crianza artificial de peces a gran escala) de Tilapia, especie de pez que enriquece de nutrientes el agua, la que también sirve para regar una planta que después se usa como alimento para la ganadería
De a poco las autoridades parecen estar tomando conciencia de la situación.
Hace unas semanas el Gobierno de Ceará (una de las regiones más secas del noreste) anunció la construcción de una planta desalinizadora en la capital, Fortaleza, junto al mar; será la primera de sus características en Brasil.
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Beekman remarcó, no obstante, que la desalinización debe ir acompañada de otras medidas, como aumentar el porcentaje de uso de agua reutilizada y reducir las pérdidas que se producen debido al mal estado de tuberías y canales.
"Brasil pierde más del 40% del agua en distribución; eso en sí es un enorme manantial", explicó.
Es uno de los cientos de especialistas en gestión de recursos hídricos que en los últimos días pasó por el VIII Foro Mundial del Agua que se celebró en Brasilia.