Según explicó Márkov, se trata especialmente de la población de los países desarrollados.
"El primer factor es el debilitamiento de la selección natural contra mutaciones nocivas. Si bien en el pasado las personas enfermas o con mala salud solían morir de niños, desde finales del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX, hubo una revolución de la seguridad social y la medicina".
El experto subrayó que también se resolvió el problema del hambre e indicó que hoy en día "sobreviven todos", así que "la selección natural ya casi no funciona".
Al mismo tiempo, indicó que no se sabe de qué número de mutaciones nocivas se trata.
No obstante, admitió que algunas de las mutaciones pueden afectar el desarrollo de los músculos y del esqueleto y, en algunos casos, el funcionamiento del cerebro y las capacidades cognitivas de una persona.
"Esto implica una acumulación irreversible de mutaciones nocivas de generación en generación. Nuestra reserva genética va a degradar de manera muy rápida debido a un debilitamiento de la selección", reveló.
Sin embargo, admitió que, gracias al rápido crecimiento demográfico, también sobreviven los genotipos que tienen menos mutaciones. Pero en algún momento, en caso de una estabilización de la población mundial, "la degradación va a ocurrir de manera mucho más rápida que en caso de crecimiento activo".
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En cuanto a la segunda razón, es mucho más simple. El hecho es que las variaciones genéticas menos favorables "son apoyadas por la propia selección natural", ya que las personas menos inteligentes y menos educadas suelen reproducirse más activamente.
"Paralelamente, las personas que tienen una predisposición genética a ser inteligentes y educadas, tienden a tener hijos a una edad más tardía —uno o dos años más tarde que los demás—", explicó. Márkov enfatizó que esto afecta negativamente al nivel de inteligencia de las próximas generaciones.
"De manera que las cosas no van muy bien para la humanidad", concluyó el biólogo.
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