Al principio los científicos investigaron no los propios picos, sino las particularidades genéticas del ave, según comunica The Washington Post. Los expertos deseaban comprobar si había diferencias genéticas entre el carbonero común de Gran Bretaña y el de los Países Bajos.
Tras estudiar a unos 3.000 pájaros los biólogos hallaron ciertas diferencias en el ADN y llegaron a una conclusión que era por los genes responsables de la longitud del pico.
Por lo tanto, cabe suponer que los pájaros, que tengan un pico más largo, obtendrán más comida y producirán más crías. Además, los biólogos descubrieron que los pájaros de pico largo pasaban más tiempo junto al comedero.
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Los científicos subrayan que el vínculo directo entre la abundancia de comederos y el tamaño del pico todavía está por comprobarse. No obstante, los autores del estudio afirman que el ser humano seguramente tiene influencia en la evolución de los animales.