La irrupción de los smartphones transformó los vínculos sociales, pero también lo hizo en un área más íntima como son las relaciones sexuales. Las nuevas tecnologías permiten el intercambio de mensajes o contenidos de tinte sexual a través de los celulares, una práctica que se denomina ‘sexting'.
"Es una nueva lógica de contacto. Antes las cosas eran más mediadas, tenían una introducción y un proceso. Hoy de alguna forma lo que se produce es una omnipresencia del estímulo sexual. Puede estar todo el tiempo, y rompe la lógica de lo público y lo privado", señaló a Sputnik Ruben Campero, psicólogo y sexólogo uruguayo.
Un estudio publicado a fines de febrero por la revista británica JAMA Pediatrics, señala que uno de cada siete jóvenes menores de 18 años envió algún tipo de contenido con material erótico o sexual, mientras uno de cada cuatro dijo haber recibido este tipo de mensajes.
El sexting es una práctica riesgosa, más para el público joven, que muchas veces desconoce las implicancias que puede tener este tipo de intercambio. Una de ellas, que el material que se compartió de manera privada con otra persona, se difunda a nivel público.
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Según Campero, esta violación a la intimidad repercute principalmente en mujeres, por lo arraigado de determinados estereotipos sexuales que existen a nivel social.
"Las que circulan principalmente como capital son las mujeres, por el valor simbólico de intercambio, como objetos, que se sigue reciclando en las adolescencias a través de estas formas más sofisticadas, que parecen que hubieran trascendido las cuestiones sexistas, pero que también ahí se reproducen", reflexionó Campero.
"En principio es peligroso naturalizar o legitimar esta idea de ‘sextear seguro'. Cuando un adolescente envía un contenido, y ese contenido es reenviado y se viraliza, estamos ante una doble victimización", indicó Navarro.