"Bendine asumió el cargo de presidente de Petrobras en medio a un escándalo de corrupción y con la expectativa de que solucionase los problemas existentes; el último comportamiento que se esperaba de él era que se corrompiera, poniendo en riesgo de nuevo la reputación de la empresa", escribió el magistrado en su decisión.
Bendine llegó al mando de la mayor empresa de Brasil en febrero de 2015 por indicación de la expresidenta Dilma Rousseff (2011-2016) para sustituir a Graça Foster y con la misión de recuperar el rumbo de la petrolera, muy afectada por el escándalo destapado con la Lava Jato.
Está acusado de recibir tres millones de reales (924.000 dólares) por parte de la constructora Odebrecht, para facilitar los contratos entre esta empresa y la petrolera, aunque en realidad la cifra que él habría exigido era mucho mayor, 17 millones de reales (5,2 millones de dólares).
Antes de estar al frente de Petrobras, Bendine fue director del Banco de Brasil (2009-2015), nombrado por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011), y sus buenos resultados como gestor hicieron que Rousseff se fijara en él para proponerlo como presidente de Petrobras.