Los negociadores comerciales estadounidenses, que encabeza Robert Lightizer, "se dan cuenta de que tendrá un efecto bumerán contra EEUU", dijo Guajardo al noticiario nacional Imagen.
Un día después de cerrar la séptima ronda del TLCAN, el jefe negociador mexicano dijo que sus contrapartes estadounidenses "saben que si esa medida no la precisan los países con sobreproducción, que subsidian su producción en Asia, como China, le va a terminar pagando a sus socios, y a ellos mismos".
Guajardo descartó que sea una estrategia negociadora al estilo duro Trump: "ojalá que la Casa Blanca fuera tan estratégica, pero creo que las cosas se les presentan a veces sin decisiones claramente procesadas".
El anfitrión de la última cita trilateral celebrara del 5 de marzo —junto con Lightizer y la secretaria de Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland—, afirmó que el día que Trump comunicó a los empresarios la acción que quería tomar con el acero y el aluminio, "no la había consensuado en su Gabinete, había divisiones de opinión".
Ese factor indica que, en Washington, "claramente sigue existiendo un proceso de toma de decisiones atropellado, que ojalá estuviera estratégicamente definido, pero no es así".
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Tras los mensajes de Trump, Guajardo estima que el equipo de su representante comercial debió encarar "la realidad de que sería una locura que no excluyan a México y a Canadá de los aranceles, porque EEUU le vende a México y a Canadá el 80% de su producción acerera y una buena parte de su producción de aluminio".

La decisión del país anfitrión de la ronda comercial fue "hacer la negociación más eficientes y no contaminarla con otros factores coyunturales como el debate de los aranceles (…), porque lo cortés no quita lo valiente".
Sobre la amenaza de Lighthizer, de que EEUU optaría por negociaciones bilaterales si no se reequilibra el comercio regional, el negociador mexicano respondió: "estamos listos para relaciones bilaterales, pero perderíamos un gran valor sin la etiqueta trilateral de países integrados, México considera que sería un error".
La presión del año electoral en los tres países, que EEUU señala para apresurar las negociaciones, "puede afectar los procesos de aprobación (requeridos) en los congresos, pero antes debemos tener el acuerdo correcto", argumentó el responsable comercial mexicano.
La razón de ese incidente es que "primera vez, en serio y a fondo, quería ver el tema con su propia industria automotriz, que no ha validado la postura de la Casa Blanca; esas conversaciones continúan, y ofrecerá una posición más realista", reveló Guajardo.
En México, las automotrices no son nacionales, sino subsidiarias de multinacionales estadounidenses, japonesas o alemanas, lo que hace que el tema rebote en las casas matrices de esas corporaciones que juegan en todo el mundo.
"Debemos ser muy conscientes de ello, para conocer dónde está nuestra posición y no quedar en un posición comprometedora", puntualizó sin descartar modificaciones a las reglas de origen que Trump quiere endurecer.
La próxima ronda del TLCAN se celebrará en cinco semanas en Washington.