La persona se siente mal porque no está haciendo aquello que debería. Este comportamiento es muy prevalente en la población estudiantil, sobre todo en los adolescentes. Entre un 80 y un 90% de los jóvenes procrastina en algún momento, y esto tiene un efecto adverso en el rendimiento académico.
"Los más jóvenes prefieren las gratificaciones inmediatas. Es decir, pueden tener una gratificación a largo plazo mucho mayor, y sin embargo prefieren una gratificación inmediata más pequeña", señaló a Zona Violeta Anna Rodríguez.
Según explicó Rodríguez, este desarrollo cerebral permitiría entender por qué cuando la persona se convierte en adulto deja de procrastinar. Además de los efectos negativos en cuanto a la no culminación de una tarea, la procrastinación también tiene efectos en la salud. Incluso puede llevar a cuadros de depresión y ansiedad.
"Tendemos a postergar tareas o actividades que nos suponen una dificultad. Pero también mucha gente tiende a retrasar ir al dentista, al médico, o empezar a hacer ejercicio. Y todo esto a la larga tiene sus consecuencias. El problema es que en este tipo de cosas, a diferencia de la procrastinación académica, no hay fecha límite. Tú te puedes pasar años y años postergando estos temas", explicó Rodríguez.