Según McGovern, la correspondencia entre el oficial de contrainteligencia del FBI Peter Strzok y su novia y colega Lisa Page, que fue publicada en verano de 2017, es la prueba de la injerencia de los servicios especiales en el proceso democrático de EEUU.
El exempleado de la CIA sostiene que a lo largo de 18 meses el FBI realizó una campaña para difamar al entonces candidato a la presidencia Donald Trump con el uso de "vigilancia electrónica de dudosa legalidad" y de "un dosier lascivo" que carecía de pruebas verosímiles.
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Al mismo tiempo, los integrantes de los servicios especiales utilizaban "técnicas cuestionables" para "inmunizar" a la otra aspirante, la candidata del Partido Democrático, Hillary Clinton, y sus consejeros. Los servicios especiales querían protegerla de las posibles acusaciones de haber prestado testimonios falsos y haber divulgado secretos de Estado, señala McGovern.
Rusia en numerosas ocasiones ha rechazado todas las acusaciones de haber intentado influir en los procesos electorales de otros países. Esta posición ha sido confirmada por los altos funcionarios del país, incluso por el portavoz del presidente ruso, Dmitri Peskov, y el canciller, Serguéi Lavrov.