Previamente, se informó de que en 2013 el cirujano Simon Bramhall, de 53 años, dejó la marca con sus iniciales en los hígados de sus dos pacientes lo que fue descubierto por sus colegas durante operaciones repetitivas.
El especialista en cirugía lo hizo con un rayo candente de argón que se utiliza para cauterizar y frenar los desangres y no afecta la funcionalidad del órgano.
El juez Paul Farrer que leyó el veredicto a Bramhall, dijo que "pese a que las dos operaciones fueron largas y difíciles, y Bramhall estaba cansado, esa acción se convirtió en una 'conducta delictiva'".
"Lo que hizo fue un abuso de poder y una traición a la confianza de los pacientes", afirmó.
Bramhall suspendido en este momento de la práctica médica, trabajó en el Hospital Queen Elizabeth en Birmingham, en el centro del Reino Unido, donde realizó también la educación de estudiantes, así como varias investigaciones.