La septuagenaria, que había ingresado en el centro médico a principios de diciembre y recibido el tratamiento necesario, seguía con fiebre por alguna razón, así que los médicos decidieron hacerle una endoscopia gastrointestinal para descartar una posible anemia.
La doctora que realizaba la prueba pudo sacar cuatro clavos con el endoscopio, pero no quiso arriesgarse y llamó a los cirujanos que tras hacer una radiografía decidieron abrir las paredes abdominales y las del estómago.
Durante la intervención quirúrgica recuperaron un total de 152 objetos metálicos, incluyendo cerrojos y piezas de armadura de hasta 15 centímetros que ya empezaban a oxidarse.
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Después de retirados todos los elementos extraños, comprobaron que las paredes del estómago se encuentran en buen estado y ya no hay más riesgo.
El comunicado del hospital no especifica cuándo ni cómo todos estos objetos habían llegado al estómago de la mujer.

