El lanzamiento del satélite secreto Zuma a bordo del cohete portador Falcon 9 tuvo lugar el 7 de enero, pero la carga útil no alcanzó la órbita planeada.
¿Quién podría ser el 'culpable' del costoso fracaso y qué consecuencias traerá para los planes de la empresa?
Falta de coordinación
El académico ruso Alexandr Zhelesniakov comentó a Sputnik que la principal causa del fallo del lanzamiento podría ser la escasa coordinación entre el operador espacial SpaceX y el fabricante del satélite Northrop Grumman. Y el secretismo acerca de la misión no ayudó al proceso.
En su cuenta de Twitter, el experto norteamericano puso de relieve que ha sido justamente Northrop Grumman quien diseñó e instaló el sistema de separación del satélite de su cohete portador.
Otro entusiasta del espacio, el astrofísico Jonathan McDowell, recordó que la práctica habitual de los lanzamientos comerciales es que el proveedor —en este caso, SpaceX— se encarga de la tarea de separar el aparato espacial una vez alcanzada la órbita necesaria.
Y si, de hecho, fue Northrop Grumman el responsable de esta etapa crucial, la falta de coordinación con los ingenieros de SpaceX sobre cómo funciona el mecanismo, o algún problema parecido, podría ser el verdadero culpable de la pérdida multimillonaria.
El lanzamiento fallido del Zuma es el primer fracaso de la empresa espacial de Elon Musk desde 2015, cuando su carguero Dragón no logró llegar a la Estación Espacial Internacional (EEI).
Otro accidente grave fue la explosión del cohete Falcon 9 en la plataforma de lanzamiento, que destrozó un satélite israelí, en 2016.
Las misiones fallidas lógicamente van dañando la imagen de SpaceX, que logró postularse como un líder del mercado de lanzamientos comerciales, con 18 despegues en 2017 y unos 30 planeados para 2018, escribe Alexandr Baúlin para la edición rusa de Forbes.
Mientras Rusia por el momento es el único país capaz de realizar vuelos tripulados a la EEI, SpaceX es un importante rival en este ámbito con su ambición de modificar su carguero Dragon y crear su versión tripulada.
"Las dudas acerca de la fiabilidad de los Falcon 9 pueden privar SpaceX de una parte de los contratos y así disminuir el ritmo de sus inversiones", valora el periodista.
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Otra posible 'víctima' del desafortunado inicio del año es el cohete portador Falcon Heavy, un ambicioso proyecto de Elon Musk para alcanzar la órbita marciana.
El primer lanzamiento del Falcon Heavy, el cohete portador más potente en la actualidad, está previsto para finales de enero 2018. Ahora no sería una mala idea reconsiderar esos planes, opina el autor de Forbes.
Por un lado, un éxito mejoraría la imagen de la empresa y ayudará a 'olvidar' el fracaso del Zuma. Pero si se produce un nuevo fallo, SpaceX arriesga manchar seriamente su reputación, concluye Baúlin.
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