"Afortunadamente todas estas tensiones a nivel político no nos causan ningún problema en el trabajo junto a nuestros socios porque lo que hacemos está por encima y más allá de la política", resaltó el ingeniero ruso.
Ha vivido 803 días en el espacio a lo largo de seis misiones y, a sus 59 años, sigue soñando con embarcarse rumbo a la luna.
"El siguiente paso, en mi opinión, va a ser la luna, exploraremos la órbita lunar y después los satélites de otros planetas … la luna de Júpiter debe ser muy interesante", aventura en inglés en la entrevista con Sputnik
Y añade: "me gustaría volar al menos hasta la luna y me presentaré como voluntario si surge una misión interesante".
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"Sputnik demostró que la exploración espacial puede ser pacífica, no solo por motivos militares", resalta.
A partir de ese primer paso de gigantes se desarrollaron industriales paralelas y la competitiva carrera espacial entre la antigua URSS y EEUU.
"El primer paso en nuestra cooperación- con el diseño y lanzamiento de las misiones Apolo- se produjo en plena Guerra Fría, de forma que no es la primera vez que afrontamos una colaboración estrecha en el espacio con disputas a nivel político, o, mejor dicho, con desacuerdos políticos porque en mucho casos no son problemas, sino malentendidos", sostiene.
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"Regresar con éxito a la Tierra es el recuerdo más agradable, porque las misiones son muy largas, con muchas responsabilidades y su conclusión significa que la preparación fue eficiente, la maquinaría funcionó y tu capacidad con el resto de compañeros también fue eficiente", señala.
La conquista del espacio permitirá, según el cosmonauta ruso, "mejorar la vida" humana en esferas múltiples, como las comunicaciones, transmisión de datos, reducción de la polución o prevención de accidentes debido a colisiones de asteroides.