El Pentágono siempre buscaba estar por delante de sus posibles rivales en el campo de la tecnología militar.
Los ingenieros militares norteamericanos experimentaron con varios métodos. Por ejemplo, con una capa de pintura protectora que absorbía las ondas de radio, algo que se usó en el diseño de los famosos aviones espías U-2 y SR-71, si bien su principal característica defensiva no dejaba de ser su elevada velocidad y no su invisibilidad, recuerda el rotativo.
La URSS, al rescate
Todo cambió cuando los científicos estadounidenses se hicieron con las traducciones de las obras del físico soviético Piotr Ufímtsev, el padre de las tecnologías furtivas.
Los propios ingenieros de EEUU calificaron el trabajo de Ufímtsev de "avance en la tecnología 'stealth'", afirma Gernot Kramper, el autor del artículo.
Al hacerse con la tecnología de Ufímtsev, EEUU diseñó y fabricó varios prototipos que culminaron con el F-117A Nighthawk, el padre de los aviones furtivos modernos.
"De hecho, el diseño tan feo del F-117A no tenía nada que ver con poder desaparecer o no de los radares. Las computadoras de aquella época simplemente no eran capaces de calcular debidamente cómo se iban a reflejar las ondas de radio en el avión", explica Kramper.
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Los F-117A fueron evolucionando hasta los bombarderos estratégicos B-2 Spirit y hasta los cazas F-22 Raptor. De ellos surgió la familia de los F-35. Hoy, los cazas furtivos son la principal ventaja tecnológica de la aviación estadounidense ante cualquier rival, si bien Rusia y China presentaron hace poco aviones semejantes.
En 1990, el científico viajó a la Universidad de California como profesor invitado. En la misma época empezó a colaborar con Northrop Grumman en el bombardero B-2. Allí recibió la medalla de Grumman por sus aportaciones científicas.
Sus colegas y exalumnos en Rusia achacaron a la incipiente crisis en el país —la misma que acabaría con la URSS— que el científico se hubiese mudado a Estados Unidos. Pero también influyó que las nuevas aeronaves que se estaban desarrollando en Rusia no tuviesen en cuenta la tecnología que el científico había desarrollado. Solo se experimentó con hacer a los misiles balísticos 'invisibles'.
Rusia, capaz de enmendar el error
"Ya hay síntomas que auguran el declive de los aviones invisibles. Evitan ser detectados por los radares convencionales, pero resulta que se pueden usar los conocidos como 'radares pasivos' para detectarlos", advierte el autor.
Como ejemplo, Kramper menciona unas declaraciones del Ministerio de Defensa ruso sobre "las fantasías" de las tecnologías furtivas.
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Hasta que se produzca un enfrentamiento militar entre dos potencias comparables tecnológicamente, toda discusión sobre si funcionan o no "son pura especulación", recuerda el autor.
Lo que sí se sabe es que los aviones furtivos "han demostrado estar muy por encima de sus oponentes menos avanzados tecnológicamente", concluye.
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