Cada año es único, pero no siempre inolvidable. 2017 reúne ambas condiciones, al marcar la inflexión entre el mundo construido desde el final de la Segunda Guerra Mundial hacia otro de rumbo aún incierto.
Los cambios de 2017 tienen varios símbolos. Uno de los más mediáticos y efectivos es Donald Trump. Desde que decidió incursionar en política y a partir de asumir como presidente número 45 de los Estados Unidos, el 20 de enero, ya nada es igual.
"Lo que claramente marca la victoria de Trump es la descomposición de los partidos políticos tradicionales, que no han respondido a la demanda de la población. Por eso, la crisis política y el surgimiento de estos billonarios que organizan fuerzas políticas, con un lenguaje llano y aparemente desideologizado", sostuvo el politólogo argentino Atilio Borón.
En el mundo que se viene tienen mucho que ver Rusia y China y sus presidentes. En mayo "se reunieron en Pekín 28 presidentes y más de 100 ministros. Y estuvieron Putin y Xi Jinping consolidando una alianza estratégica y mostrando que en todos los escenarios importantes del mundo las dos potencias trabajan juntas", remarcó el analista internacional Raúl Zibechi, al referis a la presentación internacional de la nueva Ruta de la Seda.