Hace millones de años, el planeta contaba con una enorme diversidad de reptiles marinos que se fueron extinguiendo. Hoy en día, las tortugas marinas son el único animal de ese tipo que aún vive. Sin embargo, los registros fósiles dan material para que los paleontólogos conozcan las características de los seres vivos que vivían en aquel entonces.
Bajo los hielos de un lugar de difícil acceso en la península Antártica, a dos horas de vuelo en helicóptero de la base Marambio de Argentina, un grupo de investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas de ese país (Conicet) encontró los restos de un plesiosaurio, un reptil marino de la era Mesozoica, datados en 150 millones de años.
Hasta ahora, se remontaban al Cretácico (entre 66,4 y 145 millones de años atrás), mientras que los descubiertos pertenecen al Jurásico (145 y 201 millones de años atrás). Los paleontólogos encontraron "una pequeña sección del cuerpo", que consiste en "unas cuantas vértebras dorsales y unas costillas".
"Estamos hablando de un organismo de entre seis y siete metros. No es un plesiosaurio gigantesco pero tiene un tamaño medio", dijo O'Gorman, cuya área de investigación es el ambiente jurásico marino.
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Durante un mes, los cuatro integrantes del equipo armaron campamento y se dedicaron a hacer prospección paleontológica, recolección de materiales y descubrimiento de posibles sitios de búsqueda. El trabajo no podría haberse realizado sin el apoyo del Instituto Antártico Argentino, la entidad científica perteneciente a la Dirección Nacional del Antártico de la Cancillería, dijo O'Gorman.
"La campaña fue muy productiva. Encontramos una enorme diversidad de peces fósiles jurásicos que en su momento van a mejorar muchísimo el conocimiento que tenemos de la fauna del Jurásico en la Antártida, una cosa muy importante", recordó el científico.
En este proceso dieron con el primer fragmento de hueso del plesiosaurio, que probablemente se alimentaba de peces como los que se hallaron a su alrededor. A partir de allí, continuaron excavando por encima del permafrost —el suelo congelado— y casi en la superficie hallaron el resto de los huesos del animal prehistórico.
"Fue una enorme alegría. Sabíamos que podíamos encontrar reptiles marinos, pero fue realmente algo muy sorpresivo", valoró el paleontólogo.
Ese bloque se fragmentó y dio lugar a la configuración actual, pero además la Antártida "ha sido una vía de paso de una serie de organismos". Por ejemplo, se cree que los marsupiales —presentes únicamente en Australia y Sudamérica— transitaron a través del continente blanco.
Las corrientes marinas alrededor también dan una especial relevancia al estudio de esta zona. En la época en la que vivió el plesiosaurio, la Antártida no estaba cubierta de hielo, sino de bosques. La desconexión del continente blanco provocó un cambio de corrientes y las actuales condiciones térmicas.
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La directora de tesis doctoral de O'Gorman, Zulma Gasparini, había propuesto en la década de 1980 la posibilidad de que los plesiosaurios jurásicos hallados en la provincia argentina de Neuquén hubieran llegado allí a través de un pasaje que existía entre África y Antártida.
"Este material que nosotros recolectamos va en ese camino, sería una evidencia a favor de esa posibilidad", dijo el investigador, quien se mostró confiado que con el apoyo del Instituto Antártico Argentino se podrá seguir avanzando en la materia y conectar "a nivel más fino" los plesiosaurios hallados en otras zonas del mundo como África o la India. No obstante, será un trabajo "a mediano y largo plazo" que llevará más de una generación.