Argentina, el único miembro sudamericano del G20, ostentará durante 2018 su presidencia pro témpore. Para el analista, la elección del país como sede de la cumbre mundial plantea una serie de desafíos, particularmente en materia de seguridad, aunque el panorama es bueno.
"Argentina y América del Sur en general es una región bastante tranquila, segura y libre de algunas amenazas internacionales que han golpeado especialmente a Europa. Teniendo en cuenta que el Mundial de fútbol se va a hacer en Rusia, fue una decisión muy sabia quitar la presión de los grandes eventos internacionales y trasladarla a una región que desde hace varios años estaría potencialmente libre de ciertas amenazas, muy certeras y muy factibles en Europa", dijo el especialista.
Las reivindicaciones territoriales de los pueblos mapuches en zonas cercanas a esta ciudad patagónica no son, a criterio del analista, un obstáculo relevante para la seguridad de la cumbre. Si bien "ha habido algunos acontecimientos violentos, no se pueden comparar" con las acciones de Daesh o Al Qaeda —grupos terroristas proscritos en Rusia y otros países—, que son "la real amenaza para cualquier evento a nivel internacional".
En cuanto a la impronta de Buenos Aires sobre la agenda del G20, Romero consideró que durante el año que durará el mandato "es muy poco lo que se puede hacer", por lo que no es de esperar que los temas sean muy distintos a los que se vienen discutiendo.
"No hay que olvidarse que es un grupo de países que discuten ciertos temas, los cuales carecen absolutamente de una obligatoriedad o de un índice que vaya a querer seguir el resto de los 180 países de la comunidad internacional. A veces creo que se sobremagnifica el rol que tiene el G20", opinó el experto.
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Temas importantes en la agenda internacional como los refugiados, el cambio climático o el terrorismo a veces no están en la agenda del grupo, o cuando lo están es por situaciones coyunturales, agregó.