"El difícil proceso de construir la paz y la reconciliación nacional solo puede avanzar a través del compromiso con la justicia y el respeto de los derechos humanos", dijo el pontífice.
Se trata de la segunda reunión que sostiene el Papa con Aung San Suu Kyi este año, tras un encuentro en el Vaticano en mayo, cuando la Santa Sede restableció sus relaciones con Birmania.
Después de la cita con la dirigente de Birmania, el pontífice se reunió con 17 líderes religiosos del país, entre ellos budistas, islámicos, hindúes, judíos, católicos y cristianos, a quienes también llamó a construir la paz.
"Construyan la paz, no se dejen igualar por la colonización de culturas, la verdadera armonía divina se hace a través de las diferencias", subrayó Francisco, agregando que "son una riqueza para la Paz".
"En este tiempo que nos toca vivir, experimentamos una tendencia mundial hacia la uniformidad, a hacer todo igual, eso es matar la humanidad", insistió el pontífice.
El estado de Rakáin, en Birmania, es actualmente el epicentro de la crisis humanitaria de los rohinyás musulmanes, una minoría a la que el Estado birmano considera apátrida.
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En respuesta el Ejército de Birmania inició una operación militar, que los defensores de derechos humanos califican de genocidio.
En su informe del 16 de noviembre, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estimó en 833.000 el número de refugiados rohinyás en el distrito bangladesí de Cox's Bazar, incluyendo unos 620.000 que escaparon de Birmania desde el 25 de agosto.
La cifra de personas que necesitan asistencia es de 1,2 millones, según la OIM.