"Parte de la decisión de [considerar que existe] limpieza étnica implica [la existencia de] cierto grado de premeditación y planificación, no solo incidentes aislados (…) Creo que la decisión indica que consideramos que [la violencia contra los rohinyás] fue otra vez organizada, planificada y sistemática", afirmó.
Más temprano, el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, dijo que su país sigue apoyando una investigación independiente para identificar y juzgar a los responsables de la masacre contra los rohinyás en Birmania.
Las autoridades del país y la población budista consideran que los rohinyá son inmigrantes ilegales provenientes de Bangladesh.
La situación se agravó en agosto, cuando el Gobierno birmanés desplegó unidades policiales y militares para responder a los ataques de los insurgentes rohinyá a los puestos de seguridad.
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Según la Organización Internacional para las Migraciones, la violencia resultante llevó a cruzar a más de 610.000 rohinyás hacia Bangladés.