Las sanciones, anunciadas desde el mes de junio en un memorando presidencial que revierte importantes aspectos del acercamiento entre ambos países, incluyen mayores restricciones de viajes de norteamericanos a la isla, así como prohibiciones de hacer negocios con una amplia lista de empresas cubanas.
"Hemos fortalecido nuestras políticas hacia Cuba para alejar la actividad económica de las fuerzas militares cubanas y alentar al gobierno a avanzar hacia una mayor libertad política y económica para el pueblo cubano", afirmó en un comunicado Mnuchin.
Estas medidas incluyen vetar a los estadounidenses de hacer transacciones con más de 180 entidades de la nación caribeña mencionadas en una larga lista (en la que se encuentran más de un centenar de hoteles, marinas y tiendas) y obliga a que todos los viajes educativos no académicos ‘pueblo a pueblo' se lleven a cabo bajo los auspicios de una organización que esté sujeta a la jurisdicción de Estados Unidos.
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De este modo, ya no serán autorizadas las visitas educativas individuales no académicas, y quienes vayan la isla bajo el auspicio de una organización deberán estar acompañados por un representante de la misma, entre otras restricciones.
Trump prometió durante su campaña electoral endurecer la política hacia Cuba, aunque no ha cortado las recientemente restablecidas relaciones diplomáticas. La situación se ha complicado además a raíz de los supuestos ataques acústicos que, según EEUU, han afectado a diplomáticos estadounidenses en La Habana, mientras Cuba niega los incidentes.
La aplicación de las nuevas restricciones ocurre en momentos en los que numerosos sectores económicos, académicos y comerciales de Estados Unidos están interesados en ampliar los vínculos con Cuba. Por otro lado, el 1 de noviembre, 191 de los 193 países de la ONU condenaron el bloqueo impuesto por Washington a la isla.