De hecho, sobre la idea de que las empresas de Musk son una burbuja inflada por su auténtica genialidad en promoción y los subsidios estatales, así como en el uso talentoso de los logros tecnológicos de otras compañías se ha escrito mucho en los últimos años.
Mientras muchos de esos artículos concluían pronosticando lo peor para los negocios del magnate sudafricano, todos esos textos no se publicaban en los medios más conocidos y leídos del mundo, como, por ejemplo, el Financial Times o el Washington Post.
En ellos Elon Musk siempre fue "un genio de los negocios y visionario que construía el futuro para el mundo", y sus críticos siempre eran ignorados o tachados de 'envidiosos'.
"Pero resulta que los últimos acontecimientos en torno a Musk aseguran un cambio de postura ya desde hace mucho pronosticado en esos mismos medios de comunicación 'mainstream'", dice Alksnis.
La reciente publicación del último informe con los resultados financieros del tercer trimestre de 2017 de Tesla ha caído sobre los mercados como una auténtica bomba. Que la empresa de autos eléctricos haya perdido 671 millones de dólares en tres meses ha reducido las cotizaciones de la compañía haciendo que el propio Musk pierda unos 800 millones de dólares de su fortuna personal.
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"Lo más importante es que en las páginas de la prensa occidental más popular por fin ha comenzado a ver la luz información hasta ahora ignorada por ella misma pero pública desde hace mucho: problemas en las fábricas de Musk, catastróficos retrasos en la producción de automóviles, el espejismo de las bondades del tren de alta velocidad Hyperloop y mucho, mucho más", señala Alksnis.
Se hace suficiente observar los titulares, dice Alksnis: "El 'infierno' del Model 3 chamusca el resto de proyectos de Tesla" de Bloomberg y "Tesla necesita la magia de Elon Musk más que nunca" del Telegraph. Adiós al entusiasmo de los primeros años.
Para Alksnis, "hay cada vez más ejemplos de que la realidad siempre acaba abriéndose paso a través de los medios, de la publicidad y de la niebla propagandística". Esta realidad está llamando a la puerta de Elon Musk.