El experto opinó en una entrevista con el diario Svobodnaya Pressa, que los S-400 podrían representar cierto peligro para la aviación aliada de la OTAN.
"Los S-400 no cumplen con los estándares de la OTAN. Tienen otros sistemas de reconocimiento que pueden causar problemas al interactuar con los aviones de la Alianza. Esto realmente conlleva cierto peligro de destruir la aviación aliada con fuego amigo", advirtió Viktor Nadein-Raevski, candidato a doctor en ciencias filosóficas —título científico de posgrado en Rusia, otorgado por investigaciones originales—.
"Sus sistemas Patriot no son malos. Pero los estadounidenses se negaron a venderlos a los turcos cuando estos se lo pidieron. Parece que fue un intento de Washington de ejercer presión sobre Turquía, que comenzó a demostrar demasiada independencia en la política exterior".
Pero su plan fracasó, puesto que Turquía no piensa cambiar su política, añadió.
"Los constantes intentos de enseñarles a los turcos a vivir y a construir sus políticas internas, de darles instrucciones sobre a quién declarar amigo y enemigo y de explicarles qué son los derechos humanos, le dan rabia a Turquía y a Erdogan personalmente".
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Por lo tanto, la compra de los S-400 no es una cuestión militar, sino más bien política, subrayó el científico.
"Por el momento, en todos los gestos de Erdogan hay un juego político para presionar a sus aliados, para que dejen de reclamar a Turquía y le permitan continuar con su política interna. Según el mandatario turco, ahora Occidente interfiere constantemente en ella".
Por su parte, la OTAN intentará hacer todo lo posible para convencer a Turquía, aunque Erdogan también tiene sus cartas de triunfo en la manga, opinó el subdirector del Centro de información analítica de Tauride, del Instituto ruso de estudios estratégicos, Serguéi Ermakov.
"La libertad de los miembros de la Alianza, en realidad, es muy condicional. El reglamento de la organización establece que cada país tiene el derecho de defender su territorio, según lo considere apropiado, si no conlleva amenazas para otros miembros de la Alianza. Ahora vemos que la OTAN está imponiendo su posición a Turquía", observó.
Según el experto, este fenómeno no es nuevo, pero el momento crítico actual puede convertirse en el factor determinante para el desarrollo de las relaciones entre Ankara y la OTAN.
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El analista subrayó que los S-400 simplemente no pueden integrarse en el sistema general de la OTAN. De esto habló también Petr Pavel, presidente del Comité Militar de la Alianza Atlántica, quien señaló que pese a que cualquier país tiene derecho a tomar sus propias decisiones relacionadas con la seguridad nacional, la adquisición de los S-400 rusos por parte de Ankara podría llevar a la exclusión del país otomano del sistema de defensa antiaérea integrada de la OTAN, así como a otras restricciones técnicas.
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El experto aseguró que la OTAN y Washington intentarán mantener a Turquía en las filas de la Alianza político-militar.
"Es un aliado clave y muy necesario de EEUU en la región. Se trata de la seguridad del mar Negro y el Mediterráneo, las operaciones en Oriente Medio, así como el despliegue de una cantidad significativa de capacidades nucleares estadounidenses en Europa", comentó el analista en referencia a la base aérea Incirlik.
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No obstante, la OTAN también podría presionar a Turquía en este asunto, puesto que Europa y EEUU proporcionan un apoyo bastante fuerte para la seguridad de Turquía.
Al mismo tiempo, Rusia también podría negarse a realizar el contrato, porque los turcos comenzaron a solicitar que una parte de los sistemas se produjera en su territorio, cosa inaceptable para Rusia por una serie de razones.
"Pero, en cualquier caso, por ahora, a pesar de todas estas dificultades, ni Moscú ni Ankara rechazan el contrato", concluyó el experto Viktor Nadein-Raevski.