Algunos analistas destacan que la integración de los S-400 en el sistema de la OTAN no supondrá ningún problema. Grecia está usando el S-300, una versión más temprana del S-400, subraya Taha Dagli en un artículo para el diario turco Haber 7.
Turquía no es el único país miembro de la OTAN que utiliza proyectiles rusos. Tampoco es su primera negociación sobre los sistemas de misiles con países que no son miembros de la Alianza Atlántica.
En 2013, unas negociaciones similares se llevaron a cabo con China. Entonces, Washington empleó la misma retórica, afirmando que los sistemas chinos eran incompatibles con los de la OTAN. EEUU hizo en aquella ocasión todo lo posible por torpedear la transacción.
Lo que le importa al país norteamericano más que nada es su sitio en el mercado global de armas, prosigue Dagli. Ahora, en el mundo hay dos alternativas: comprar productos estadounidenses o rusos. Los rusos son más baratos y van mejorando de calidad progresivamente, de manera que adelantan a la competencia.
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"Lo peor que le puede pasar a EEUU, al menos lo que más temen los norteamericanos, es perder su dominio del mercado mundial militar frente a los rusos. Eso es lo que de veras les quita el sueño", concluye Dagli.