Y uno de los blancos a los que disparan varias incriminaciones desde hace largo tiempo es al presidente de EEUU, Donald Trump.
Y la ex primera dama aprovechó para remeter contra él, y contra los ciudadanos que lo votaron: "Los estadounidenses eligieron el pasado año a una persona que había admitido un asalto sexual antes de asumir la Presidencia, por lo tanto, hay muchos otros problemas que giran en torno a este tipo de comportamiento que deben abordarse", dijo.
El columnista de Sputnik y exdirector de Euronews Luis Rivas, opina que "esta frase de Hillary Clinton podría ser catalogada como difamación porque hasta el momento no hay ningún juicio, ninguna decisión penal de ningún juzgado que incrimine a Donald Trump".
En su rapapolvo, Clinton acusa a Trump de agresión sexual, pero se olvida de mencionar que su propio marido, Bill Clinton, también estuvo envuelto en varios escándalos sexuales que protagonizó cuando era el inquilino de la Casa Blanca.
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En este sentido, para el analista "está claro que, teniendo en cuenta que cualquier abuso sexual sobre cualquier ser humano es algo reprobable, habría que recordar también a Hillary Clinton que estas declaraciones están hechas al calor de la ola que ha despertado en EEUU las acusaciones a Harvey Weinstein, y Hillary Clinton intenta aprovechar estas denuncias para atacar a Donald Trump".
"Pero también Hillary Clinton debería recordar a su propio marido que fue capaz durante su mandato de aprovecharse de becarias en la Casa Blanca para mantener relaciones sexuales con ellas. Digamos que con ese 'background' que tiene sobre su marido, Hillary Clinton haría mejor cerrar la boca", sentencia Luis Rivas.
Así, Clinton quiso matar dos pájaros de un tiro: dejó caer que si se busca que el productor Weinstein, al que calificó como un terrible ejemplo para la sociedad, es que vaya a prisión por sus violaciones, lo mismo debería ocurrir con el presidente de EEUU.
Todo estalló el domingo tras una publicación del portal Buzzfeed cuando dio a conocer una citación de la Corte Suprema del estado de Nueva York, fechada en septiembre en la que se pide al mandatario que entregue antes del 31 de octubre todos los documentos, incluidas fotografías y grabaciones, relativas a las diversas acusaciones de acoso sexual dirigidas en su contra cuando era candidato republicano.
"El problema de estos casos es siempre la legislación sobre acoso sexual, tanto en EEUU como en países europeos es complicada para las mujeres, porque por un lado les exigen testigos, con lo cual es bastante complicado, y en otros casos es un arma para ciertas mujeres que intentan, o bien sacar un rédito económico, o bien una venganza personal", explica Rivas.
Sin dilaciones, el lunes Trump tachó de falsas las acusaciones y dijo que no comparecerá ante los tribunales. En este sentido, su equipo legal intentó retrasar el proceso hasta que termine su mandato, alegando que tiene inmunidad como gobernante, y sus abogados llegaron a denunciar en julio que la demanda tiene un trasfondo político y que busca su destitución.
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"En el caso de Donald Trump es más complicado porque es el presidente de EEUU y tiene que hacer transparentes todas las acusaciones y todos los documentos judiciales que están en su contra", concluye Luis Rivas.