Se señala que la UE insta a las partes en conflicto a cesar inmediatamente todas las formas de la violencia, en particular exhorta a los militares birmanos a dejar de lanzar operaciones, garantizar la protección de los civiles sin discriminación alguna y respetar la legislación internacional en materia de derechos humanos.
Los cancilleres declararon que debido al uso desproporcional de la fuerza por los organismos de seguridad de Birmania, la UE y los países que la integran "pueden revisar la cooperación militar y estudiar la toma de medidas adicionales si la situación no mejora", al mismo tiempo prometieron "reaccionar debidamente al desarrollo positivo de los acontecimientos".
La situación en el estado birmano de Rakáin (occidente del país), donde viven los musulmanes de la etnia rohinyá, se agravó bruscamente el 25 de agosto, cuando centenares de miembros del movimiento radical Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan atacaron 30 puestos policiales.
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Los rohinyás se establecieron en Arakán (antiguo nombre de Rakáin) a finales del siglo XIX y a principios del XX, durante la época colonial cuando los británicos alentaron su traslado desde Bengala Occidental a un territorio con escasa mano de obra agrícola.
Birmania, una nación mayoritariamente budista, deniega ciudadanía y derechos civiles a esta comunidad musulmana de unos 1,1 millones de personas, alegando que son inmigrantes bengalíes.