"Este flujo no ha cesado aún, hay cientos de miles de rohinyás todavía en Myanmar, queremos estar listos en caso de que el éxodo continúe", dijo Lowcock en una rueda de prensa celebrada en Ginebra.
Lowcock insistió a que los trabajadores humanitarios tengan libre acceso a la población de Rakáin. "El acceso que tenemos ahora es inaceptable", afirmó.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que unos 515.000 rohinyás huyeron de Birmania a Bangladés desde el pasado 25 de agosto, sumándose a otros 300.000 que habían buscado refugio en el país vecino antes de la nueva espiral de violencia en Rakáin.
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Birmania, una nación mayoritariamente budista, deniega ciudadanía y derechos civiles a esta comunidad musulmana de unos 1,1 millones de personas, alegando que son inmigrantes bengalíes.