En su análisis, Zagurek, del Instituto de EEUU y Corea de la Universidad Johns Hopkins, asume que Pyongyang posee unas 25 ojivas nucleares con potencia de entre 15 y 25 kilotones, así como una cantidad desconocida de ojivas termonucleares recién ensayadas, de hasta 250 kilotones.
Hablando de la 'mecha' que desataría el conflicto, el analista teorizó dos variantes posibles.
Primero, una nueva prueba termonuclear atmosférica o submarina elevaría las tensiones al máximo, no solo con EEUU sino también con otras potencias nucleares.
Segundo, un lanzamiento de prueba de un misil intercontinental cerca de Guam causaría la reacción inmediata por parte de EEUU.
"En caso de tal lanzamiento, la reacción más moderada [de EEUU] sería interceptar los misiles en la fase final del vuelo. Otra opción sería un bombardeo masivo de toda la infraestructura de los misiles de Corea del Norte", valora en analista,
La tercera variante, un ataque con armas de alta precisión contra Pyongyang con el fin de asesinar a Kim Jong-un, "casi seguramente conllevaría a un ataque nuclear norcoreano", sin que, en este caso, les detuviera a los Kim el peligro de convertirse en un desierto radioactivo.
La matemática de la muerte
Con su escasa cantidad de ojivas, Pyongyang no sería capaz de atacar selectivamente los blancos militares. Así, su única estrategia sería la de causar las "más víctimas posibles", opina el investigador.
Así, tras tomar en cuenta posibles interceptaciones por los sistemas antimisiles y los eventuales fallos técnicos y asumir que tan solo una quinta parte de las ojivas alcancen su blanco, morirían 600.000 personas, y si detonan el 80% de las bombas, serían 2,1 millones de muertos y 7,5 millones de heridos y afectados por la radiación.
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La propia Corea del Norte —más de 25 millones de habitantes—, en este caso, sería atacada por los misiles intercontinentales de EEUU y posiblemente con las bombas atómicas B61, así que acabaría su existencia como Estado.
La disuasión que funciona
A pesar de la imagen macabra pintada por Zagurek, la retórica belicista de Donald Trump y Kim Jong-un no excluye que ambos líderes entiendan muy bien las consecuencias de una provocación lo suficiente seria para desatar un conflicto nuclear.
"El tiempo está del lado de Kim. Cuánto más misiles obtenga, más difícil será para Washington presionarle militarmente. Es la única explicación del comportamiento de Pyongyang desde el punto de vista estratégico-militar", comentó a Sputnik el experto militar ruso Mijaíl Khodarenok.
"Solo a EEUU con sus amenazas constantes se le puede culpar por la situación actual. Hay que decir francamente: nadie hizo más para impulsar la proliferación de las armas nucleares que EEUU", aseveró el encuestado.
"Pyongyang busca finalizar lo más antes posible su mayor 'as militar'. Una cosa es una unidad experimental para las pruebas y otra, un arma acabada y lista para la producción", comentó el científico.
Con el misil y la ojiva perfeccionados, Corea del Norte se sentiría, por fin, asegurada, y acabaría con sus provocaciones unilaterales. China, a su vez, también está muy interesada en que la situación se resuelva de esta manera, concluyó.
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