Tras el proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y EEUU, iniciado por el expresidente estadounidense Barack Obama (2009-2017), "ahora percibo muy escépticos a quienes estaban entusiasmados por la apertura, hay temor de que regresen de nuevo los años difíciles del periodo especial de los años 1991 a 1997", establecido tras la caída del muro de Berlín, dijo el especialista en temas cubanos en el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC).
Con Obama "hubo por parte del Gobierno de EEUU muchas promesas, con un discurso que abrió puertas, generó actitudes nuevas y modificó la concepción antigua de la relación, sobre todo entre los cubanos que viven en EEUU y quieren una apertura que para ellos era muy importante", explicó el autor de "Cuba un pueblo nuevo: herencia étnica y cultural indígena".
Estados Unidos ordenó el martes la salida de 15 representantes diplomáticos cubanos, dijo un alto funcionario del Departamento de Estado a la prensa.
En ese sentido, Serna Moreno señaló que la decisión de Washington "es preocupante porque puede generar un deslizamiento hacia una nueva espiral de conflicto bilateral, consecuencias impredecibles".
El Departamento de Estado de EEUU decidió a finales de septiembre reducir en más de la mitad el personal de su embajada en Cuba, suspender los viajes oficiales, recomendar a sus ciudadanos que eviten visitar el país caribeño y dejar de emitir visados a cubanos que deseen viajar a territorio estadounidense.
Las medidas obedecieron a los incidentes, aún de origen desconocido, que ocasionaron desde 2016 supuestos problemas de salud a 21 diplomáticos estadounidenses destacados en Cuba.
Impacto
Por parte del Gobierno de La Habana "hay impaciencia por el impacto que pueden tener las políticas de Trump, en un momento de transición en el liderazgo político (retiro de Raúl Castro en febrero de 2018) y de modernización económica que se ve obstruida", indicó el investigador.
No obstante, en términos concretos el actual Gobierno de Washington "ha hecho poco para revertir lo avanzado con Obama".
"A Trump no le va a resultar fácil cambiar la política del Gobierno anterior de manera drástica, porque hay otros sectores en Miami y el resto de EEUU que no ven con buenos ojos que se interrumpa la posibilidad de los viajes a Cuba", entre otras medidas.
Hay una contradicción fuerte en Florida: "Trump debe tomar en consideración otras voces que no están contentos con un retroceso (del deshielo), que critican la ayuda lenta y tardía recibida tras las huracanes".
"Viajo muy seguido a Cuba y notaba el entusiasmo de la apertura en los comentarios entre mis colegas, en mi zona de investigación de mi posgrado en el oriente de la isla, desde Santiago de Cuba hasta Guantánamo, donde no es fácil que el turismo tenga acceso", añadió.
Entre los cubanos había "expectativas del acceso a bienes y el posible fin de las restricciones al uso del dólar, que muchos vieron como una medida positiva, y algunos sectores de la población se entusiasmaron mucho con los cambios".
Una nueva relación con Latinoamérica
En el contexto latinoamericano, "la relación con EEUU se vuelve mucho más compleja que hace dos o tres años, por la difícil situación interna en Venezuela, que afecta la continuación de la ayuda petrolera y ha disminuido en firma considerable", prosiguió el académico.
En términos de apoyos políticos, también han disminuido los apoyos en América Latina, debido a que "la corriente que fue denominada como progresismo, que generó muchas expectativas, ha sufrido descalabros importantes y se ha ido debilitando".
Ese proceso coloca a Cuba en un situación de dificultad ante EEUU, a la que se suman los desastres naturales "con consecuencias que sufre sobre todo la población cubana".
En la relación cubano-mexicana, "el escenario se normalizó después años de controversias con los Gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón", apuntó el autor de "México, un pueblo testimonio: los indios y la nación en nuestra América".
Empero, con la llegada del Gobierno de Trump "las pláticas parecen interrumpidas y se vuelven a poner tensas".
Asimismo, las inversiones mexicanas en Cuba "parecen enlentecidas", mientras ocurre la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, porque "México no quiere abrir nuevos flancos mientras no alcance un nuevo acuerdo".
También existía un interés en el suministro de petróleo mexicano hacia la isla, pero esas conversaciones no han avanzado y los empresarios mexicanos que siempre han estado interesados en invertir en Cuba deberán esperar, concluyó el especialista.