El premio Nobel de Física se entregó a los científicos estadounidenses Barry Barish y Kip Thorne, y al alemán Reiner Weiss. Según informó la Real Academia de Ciencias Sueca, los investigadores fueron galardonados por sus "por contribuciones decisivas al detector LIGO y a la observación de ondas gravitacionales". Los interferómetros del consorcio científico LIGO-VIRGO están ubicados en Estados Unidos y en Italia.
"Al principio fue muy controversial porque los astrónomos no querían que se invirtiera en algo así. Para muchos el fenómeno que se quería detectar era como tratar de encontrar un cambio del orden de un cabello humano en una distancia que es millones de veces la de la Tierra a Neptuno. Pese a eso se aprobó el proyecto", señaló el argentino Mario Díaz, director del Centro de Astronomía de Ondas Gravitacionales de la Universidad de Texas Valle de Río Grande.