En una actitud de grandilocuente magnanimidad, Merkel defendió la inclusión de los refugiados como una oportunidad para la economía del viejo continente. Algo con lo que muchos países no estuvieron de acuerdo, por la elevada tasa de desempleo que impera, en algunos, en otros por sentir invadida sus culturas, y de lo que casi todos estaban seguros era de no contar con los instrumentos necesarios para hacerlo.
El columnista de Sputnik y exdirector de Euronews Luis Rivas, opina que "no se puede imponer a las soberanías nacionales una decisión tomada por un capricho particular de un solo país de la Unión Europea. Hay países que se niegan a perder soberanía sobre decisiones que les afecta directamente, no solamente por cuestiones económicas, sino también culturales. (…) Algunos países han dicho que están dispuestos a acoger a refugiados que sean de su propia cultura y religión, pero que no están dispuestos a aceptar a refugiados procedentes de países musulmanes por temor a posibles atentados", señala el periodista.
Así, un giro nacionalista comenzó a extenderse en muchos países de la Unión. Un sentimiento que gana la calle y se traslada a las urnas, en una Europa cada vez más desconfiada ante una imposición unilateral de Angela Merkel, y la falta de información que impera. La llegada de migrantes alentada a los cuatro vientos por la canciller alemana está resquebrajando la unión de un bloque, que nunca llegó a ser del todo compacta.
Una idea que refuerza Rivas, al observar que "la Unión Europea ha creado una inmensa frustración, no sólo ante los candidatos posibles al refugio político o al económico, sino que también se ha creado una gran polémica dentro de Europa, una nueva desunión, dentro de la supuesta Unión Europea".
Este 26 de septiembre se cumplió el plazo de dos años que dio la UE a sus países miembro para acoger a un total de 160.000 refugiados, de los cuales menos 45.000 han sido los afortunados. Y ahora ¿Bruselas?, vuelve a tirar de imaginación.
En este aniversario, la Comisión Europea ha pedido a los Gobiernos europeos otro empujoncito: que den su visto bueno a un nuevo plan para acoger en los próximos dos años a al menos 50.000 refugiados, que serían trasladados directamente desde terceros países en primera línea de presión migratoria, como Turquía, Líbano, Libia, Egipto, Níger, Sudán, Chad y Etiopía. A cambio, la Comisión promete premiar a cada país que les acoja, con 10.000 euros del presupuesto europeo por persona asilada.
"Hay que recordar la llamada de la canciller alemana (Angela Merkel) a la llegada masiva de refugiados en masa, sin ningún control, en una actitud que implicaba a sus vecinos, sin haberles consultado. Es decir, desde Turquía, desde el norte de África, países como Grecia, de los Balcanes, parte de Austria, todos los países que señalaban el camino hacia Alemania, se vieron con el problema de una llegada masiva de personas que huían de guerras, de una situación económica, pero sin ningún control de ningún tipo", explica Rivas.
"Con vuestro empeño cotidiano nos recordáis que el Cristo mismo nos pide acoger a nuestros hermanos y hermanas inmigrantes y refugiados con los brazos bien abiertos", dijo el sumo pontífice en la Audiencia General en el Vaticano, al agradecer a los miembros de la organización internacional sin ánimo de lucro Cáritas y de otras organizaciones católicas.
"Se hace mucha demagogia con el asunto de los refugiados. (…) El Vaticano tiene inmensas cantidades de apartamentos en Roma y en El Vaticano, y no es hacer demagogia por mi parte decir que podrían haber aprovechado y podrían haber dado un ejemplo claro de acogida si hubieran aceptado como ejemplo dar acogida a muchas personas en la inmensa red inmobiliaria de El Vaticano", concluye Luis Rivas.