La exposición 'Éxodos: historias de refugiados, migrantes y desplazados' es una muestra de fotografías de Sudán del Sur, el Mediterráneo y Centroamérica, tres lugares bien distintos del mundo, pero con algo en común: los movimientos migratorios para escapar de conflictos constituyen una cruda realidad que involucra a millones de personas.
Algunas de estas situaciones, como la de los que se atreven a cruzar el mar Mediterráneo para alcanzar costas europeas, son más conocidas en los medios masivos de comunicación. Pero otras, como la actual coyuntura de Sudán del Sur, son una incógnita para buena parte del mundo, según explicó a Sputnik la fotoreportera Anna Surinyach, autora de las imágenes que componen 'Éxodos'.
"Es un país que está olvidado por la gran mayoría de medios de comunicación y casi no sale en las noticias, pero lleva en guerra civil desde 2013. Hay muchísima gente que está desplazada, atrapada en las mismas fronteras del país, lo que hace que se muevan en círculos huyendo", explicó la fotógrafa.
"Cuando llega el conflicto allí donde se estaban refugiando, tienen que volver a huir y volverse a desplazar. He llegado a conocer allí gente que nunca ha tenido una casa donde estar viviendo más de un año y medio o dos", agregó, sobre la muestra que desembarcó en Montevideo.
En ese país, que se independizó en 2011, la situación es dramática. La vecina nación de Uganda acoge a 1,5 millones de refugiados. Surinyach relató en particular la arremetida contra la ciudad de Malakal, originalmente la segunda más poblada del territorio. Cuando el conflicto se recrudeció en esa localidad "la arrasaron" y las 150.000 personas que allí vivían debieron huir a campos de refugiados en condiciones "inhumanas".
"Ver una ciudad africana de 150.000 personas totalmente desértica, con todas las casas quemadas, con cadáveres en los suelos, es una de las imágenes que no voy a olvidar nunca", dijo.
La realidad del Mediterráneo es quizás más conocida por la atención mediática que ha atraído, por la cantidad de personas que intenta llegar desde las costas africanas hacia Europa. Sin embargo, para David Cantero Pérez, director de la Oficina de Médicos Sin Fronteras para América del Sur, "es una crisis, no por el gran número que está intentando llegar sino por el gran número de personas que están muriendo inútilmente, porque es fácilmente evitable".
"Con unos barcos en el Mediterráneo, MSF decidió tirarse al agua literalmente a hacer algo que no sabíamos, que es llevar adelante operaciones de búsqueda y rescate en el mar, después de que la Unión Europea de alguna manera parara el operativo que tenía", indicó Cantero Pérez sobre la labor de su organización.
Estos migrantes cargan en tierras europeas con el estigma que les imponen los locales, que "no entienden de dónde salen, por qué huyen y qué está pasando en sus países", según Surinyach. Muchos europeos repiten que llegan para "robar el trabajo".
"Esta gente no va a robarle el trabajo a nadie. Si no, no pondrían en peligro su vida en toda la ruta. Se habla solo del Mediterráneo, pero durante la ruta hay mucha gente que muere. Quedan atrapados en Libia —un país en guerra— y luego huyen por el mar. No se arriesgarían a hacer toda esa trayectoria si realmente no viesen peligrar sus vidas y las de su familias", aseguró la fotógrafa.
Por otra parte, agregó que si bien los números de ahogados en el Mediterráneo este año parecen estar bajando según las autoridades, no queda tan en claro cuál es la situación de los migrantes que permanecen "atrapados" en Libia.
Además de los migrantes de Sudán del Sur y del Mediterráneo, 'Éxodos' documenta el doloroso periplo de los migrantes centroamericanos que buscan llegar a EEUU. Según Cantero Pérez, "muchas veces son tratados como migrantes económicos".
"Algunos de ellos lo son pero lo que hemos podido ver y analizar de nuestros datos es que la gran mayoría de ellos vienen huyendo de la violencia que ejercen las maras, las pandillas, en sus países de origen", indicó.
La extorsión, la tortura y el reclutamiento forzado de muchos jóvenes son algunos de los males de los que escapan, pero luego se enfrentan a un tratamiento que no comprende el contexto del que parten.
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Precisamente la muestra partió de los matices que existen cuando se habla de refugiados. A partir de un documental, surgió la idea de una muestra fotográfica para "explorar un poco las diferencias sobre papel que hay entre un refugiado, un desplazado interno y un migrante".
"El mundo no es blanco y negro. Una persona que se considera migrante económica muchas veces no es un migrante económico y lo que se intenta con la muestra es dar a conocer exactamente qué es lo que está pasando durante la ruta, pero también en los países de origen", reflexionó Surinyach.