"Esta es mi primera gran acción en una gran tragedia, y es gratificante el esfuerzo, es diferente a las acciones militares que realizábamos contra el crimen en Nuevo Laredo (noreste, frontera con EEUU), estas misiones no acercan a la gente, hasta nos aplauden", relató a esta agencia el cabo Sánchez, que trabaja en el rescate en el central estado de Puebla, en las faldas del volcán Popocatépetl.
En el cuartel del I Regimiento de Caballería Motorizado, cerca del epicentro del terremoto, "sentimos como si estaban taladrando el suelo, en ese momento sonó el llamado de tropa y nos alistamos con herramientas de rescate al despliegue de auxilio a las personas atrapadas", prosiguió el testimonio.
Unos 200 efectivos que estaban francos fueron llamados a la acción para sumarse a los 500 soldados motorizados, que forman parte de un pie de fuerza de un millar en la provincia industrial y turística poblana, que colinda al este de la capital.
"Ayer teníamos ocho personas fallecidas, y una de ellas es la hija de 8 años de un compañero del regimiento, la llevamos al cuartel, pero no sobrevivió, eso fue muy triste", relató en el Centro de Convenciones y el Tecnológico de Atlixco, conocida por sus viveros de flores a las faldas del volcán.
En la noche del 20 de septiembre terminaba la búsqueda de la novena víctima, la directora de Obras Públicas de Atlixco, Diana Canseco, quien falleció en su oficina de antiguo Convento El Carme, de la orden de los carmelitas, construido entre 1600 y 1620.
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"Dos tiendas de abarrotes se derrumbaron completamente y parte de la historia también", lamentó el uniformado.
"No somos extraterrestres, somos personas, y aquí he superado el mal sabor de boca que sufrimos hace cuatro años en Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde no pudimos terminar una misión y perdimos 60 compañeros", confiesa el militar de 28 años.
Cuando fueron traídos del conflictivo norte del país al centro del país, "cambió el aire, estamos más tranquilos, aunque la gente del norte respeta más a los militares, hasta los delincuentes nos tratan de imitar, los poblanos me parecen un poco pretenciosos", confesó.
En busca de la proximidad social
Por su parte, el capitán López Velasco, de la coordinación estatal de la Policía Federal, señaló: "La empatía con la sociedad es una experiencia que no recuerdo antes de 1985; ha pasado mucho tiempo sin encontrarme así con la gente".
El militar habló con Sputnik mientras se encontraba al frente de 200 agentes que integran el grupo de seguridad regional en el operativo de apoyo a las víctimas.
"Hemos trabajado sin descansar dos días con sus noches en lugares críticos de la tragedia, escoltando víveres en las carreteras, repartiendo despensas", contó.
También celebró haber "encontrado gente de todos los estratos sociales ayudando".
"Es una gran satisfacción que los mexicanos nos hermanemos otra vez", afirmó.
El agente federal, pulcramente vestido con su uniforme azul y placas distintivas, con experiencia en todo el país latinoamericano, dijo que la mejor vivencia de un oficial de policía es una sola: "que la gente no nos tenga miedo, que nos tenga confianza".
Como pocas veces en la última década de violencia, los voluntarios ven en los uniformados a servidores públicos a su lado.
"Nos ofrecen agua y galletitas", dijo el agente mientras llegaba una enorme olla de tamales y atol de elote caliente, comidas típicas mexicanas, para la breve pausa que la tropa se disponía a tomar.
Pero también depositan una parte de la responsabilidad de la unidad nacional en la ciudadanía: "Una policía federal amiga necesita de la cultura de la denuncia, que casi no existe", puntualizó el capital López Velasco.
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La emergencia por la catástrofe es analizada con sentido político y social por Eduardo García, suboficial de Gendarmería, un cuerpo de elite de la Policía Federal encargado de garantizar los ciclos productivos en los enclaves económicos estratégicos de México.
"Desde los sismos hace 32 años, las fuerzas armadas y policiales no había convivido con el pueblo en una tragedia tan grande como esta", dijo a Sputnik el jefe de los gendarmes, enfundado en su traje de fatiga camuflado.
A pesar de su entrenamiento profesional, con diplomados en ciberterrorismo, ciberbulling, y prevención integral de delito, considera que tampoco existe mejor escenario para poner en práctica los conocimientos en "mando policial e inteligencia social" que una tragedia colectiva.
"Es invaluable poder hacer algo por la sociedad con efectos inmediatos en una emergencia tan crítica", reflexionó.
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Casi 4.000 efectivos de las fuerzas nacionales han sido desplegados en el centro del país, un escenario para "restablecer el dañado tejido social, y la recuperación de la confianza en las policías".
"Nuestras instituciones no están libres de la corrupción, pero puedo dar fe de que, en mis 10 años en esta fuerza, los tres casos descubiertos fueron dados de baja, sancionados y apartados", afirmó con énfasis.
La cantidad de víctimas por el sismo se elevó a 251 personas, más de 1.700 heridos, y 50 personas rescatadas vivas de los derrumbes, informó el presidente Enrique Peña Nieto, quien anunció una larga etapa de reconstrucción.