Se trata de una bomba termobárica, muy diferente de sus análogos. El 'padre' no destruye la infraestructura enemiga mediante una fuerte ola de expansión, ni expandiendo fragmentos destructivos. Más que eso, con una potencia comparable a la de una pequeña bomba nuclear, no deja sobre la zona efectos colaterales, como la radiación.
"Los resultados de las pruebas del proyectil demuestran que su eficiencia y capacidad son comparables a una ojiva nuclear. Al mismo tiempo, quisiera destacar esto en particular, esta munición no contamina en absoluto el medio ambiente", contó el jefe de personal adjunto de las FFAA Alexánder Rukshin, días después de ser revelada.
44 toneladas de TNT
Su principio de funcionamiento es simple: a decenas de metros de objetivo el proyectil pulveriza sobre este una nube de aerosoles inflamables, que segundos después son inflamados con una carga especial que incinera todo lo que esté en un radio de hasta 300 metros.
Incluso en ausencia de una onda de choque supersónica, tal explosión aniquila la fuerza viva del potencial enemigo, penetrando libremente en áreas no accesibles para las municiones de fragmentación convencionales. La ola de fuego literalmente 'se cuela' en cualquier rincón del terreno, detrás de cualquier obstáculo. Esto la hace un arma perfecta contra objetivos cerrados y protegidos, como búnkeres, galerías o túneles profundos. Es casi imposible esconderse de la explosión de una bomba termobárica.
"Las bombas termobáricas están destinadas principalmente a destruir posiciones enemigas ubicadas en lo profundo de sus líneas de combate. Esto pueden ser puntos de mando, centros de comunicación, posiciones de lanzamiento de misiles etc.", explicó a Sputnik el redactor jefe de la revista 'Arsenal Otéchestva' ('Arsenal de la Patria'), Víktor Murajovski.
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Las imágenes de la explosión del 'padre' en uno de los campos de pruebas en 2007 recorrieron todo el mundo. La explosión provocada tuvo una potencia equivalente a 44 toneladas de TNT, lo que la hace cuatro veces más potente que la de su análogo estadounidense y la convierte en el arma no nuclear más poderosa de la historia. El proyectil fue lanzado al objetivo desde un Tu-160, el bombardero pesado supersónico con mayor alcance de la Fuerza Aérea rusa.
En condiciones de combate real
Aunque aún se desconoce si el 'padre' ha sido usado en condiciones de combate real, sí se sabe que municiones termobáricas más pequeñas, que funcionan bajo el mismo principio, sirven con éxito en las Fuerzas Armadas rusas desde hace varios años. Según varios expertos, Rusia, hoy en día es líder en la producción y uso de este tipo de municiones.
Se estima que estas armas pudieron ser utilizadas en Siria contra los búnkeres y túneles subterráneos que los terroristas de Daesh excavan entre las montañas. Por la red se han expandido los vídeos que muestran los lanzacohetes TOS-1A Solntsepiok, que pueden ser equipados con municiones de efecto termobárico.
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No obstante, advierte Murajovski, estas municiones tienen también sus desventajas. En particular, una vez liberada, su efecto no puede ser del todo controlado, direccionado, reducido o, al contrario, expandido. En dependencia de las diferentes condiciones climáticas —viento, precipitaciones o niebla— varía también el efecto que tiene sobre objetivos al aire libre.
Otros países también desarrollan este tipo de armas. El arsenal del Cuerpo de Marines de EEUU, en particular, cuenta con lanzagranadas de 40mm MGL, preparadas para ser arrojadas sobre municiones termobáricas XM1060. Además, durante la guerra de Irak, los marines utilizaron este tipo de proyectiles sobre los lanzadores portátiles SMAW.