La cancillería mexicana expresó "su profunda preocupación por la reciente escalada de violencia en contra de la minoría musulmana de los rohinyás, registrada en el estado de Rakáin, al norte de Birmania".
La secretaría de Relaciones Exteriores hizo finalmente un llamado a las partes involucradas "para ejercer la máxima moderación, proteger a la población civil y garantizar el acceso de ayuda humanitaria a quienes más lo necesitan".
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México también expresó su solidaridad con las autoridades de Bangladés, país que ha acogido a miles de refugiados como resultado de la crisis en Rakáin.
Otros representantes de la ONU ofrecen cifras mayores, de 290.000 o incluso 313.000 refugiados desde el 25 de agosto.
Los habitantes rohinyás se establecieron en Arakán (antiguo nombre de Rakáin) a finales del siglo XIX y a principios del XX, durante la época colonial cuando los británicos alentaron su traslado desde Bengala Occidental a un territorio con escasa mano de obra agrícola.
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Birmania, una nación mayoritariamente budista, deniega ciudadanía y derechos civiles a esta comunidad musulmana de unos 1,1 millones de personas.