Según el texto, el grupo declara un "cese temporal de las ofensivas militares" para "hacer posible que los actores humanitarios evalúen y respondan a la crisis humanitaria en el estado de Arakán (Rakáin)".
El ARSA pide, además, asistencia humanitaria a todas las víctimas de la crisis humanitaria, "independientemente de su pertenencia étnica o religiosa" durante el período de la tregua.
Asimismo, insta al Gobierno birmano "a reciprocar la pausa humanitaria cesando las ofensivas militares y a participar en la asistencia a las víctimas" de la crisis.
Unas 400 personas murieron en el estado noroccidental birmano de Rakáin desde el 25 de agosto en enfrentamientos entre fuerzas gubernamentales e insurgentes rohinyá.
La cifra incluye a unos 370 insurgentes, 13 agentes de seguridad, dos funcionarios y 14 civiles, según medios internacionales.
La ONU estima que unas 290.000 personas escaparon de la violencia de Birmania a Bangladés desde el 25 de agosto.
Los rohinyás se establecieron en Rakáin a finales del siglo XIX y a principios del XX, durante la época colonial cuando los británicos alentaron su traslado desde Bengala Occidental a un territorio con escasa mano de obra agrícola.
Birmania, una nación mayoritariamente budista, deniega ciudadanía y derechos civiles a esta comunidad musulmana de unos 1,1 millones de personas, alegando que son inmigrantes bengalíes.