"Ahora sí hay arroz, pasta, café y huevos en el supermercado, pero son marcas importadas y uno solo vale más que una bolsa de CLAP [Comité Locales de Abastecimiento y Producción, programa social del Gobierno que vende productos de la canasta básica subsidiados]", dijo Mirta Plazola a esta agencia.
Plazola, habitante de un sector popular de Guarenas, ciudad de la periferia capitalina, contó a Sputnik que en su casa esperan "desesperadamente" que llegue el CLAP cada 20 días, "y cuando no llega a tiempo es difícil".
Las llamadas bolsas del CLAP traen diferentes productos, y la que recibe Plazola incluye: dos kilos de leche en polvo, un kilo harina de maíz mexicana para hacer arepas (bollo tradicional venezolano), dos kilos de caraotas (frijoles), un kilo lentejas, dos litros de aceite, dos paquetes de salsa de tomate, 12 paquetes de pasta de 200 gramos cada una y tres kilos de arroz.
El costo de esta bolsa, que solo llega a algunos sectores, es de 10.500 bolívares, lo que equivale a 3,2 dólares según la última tasa de subastas del Estado, que se ubicó en 3.250 bolívares por dólar.
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En el paralelo el valor sería de 0,5 dólares, teniendo en cuenta que cada una de estas monedas tiene un valor de 19.000 bolívares, y pese ser un cambio considerado como ilícito por el Gobierno es por el cual se rigen la mayoría de los comercios para fijar y elevar sus precios.
"La semana pasada el dólar estaba a 10.000 [en el mercado paralelo] y un kilo de arroz tenía ese precio, pero esta semana su valor se duplicó y el arroz pasó a costar entre 18.000 y 19.000 bolívares, y lo que uno gana no alcanza para eso", dijo Oliver Quevedo, residente de Petare, sector del municipio Sucre, al este de Caracas.
En Petare y en el mercado de Chacao (al este de la capital) esta agencia pudo corroborar que trabajadores ambulantes venden algunos productos que no se encuentran en los supermercados con facilidad, y para los cuales aún es necesario realizar largas colas.

"La diferencia es que pagas un precio alto, pero lo consigues, mientras que encontrar harina o pasta de dientes de una buena marca en los supermercados es imposible, a menos que vivas de cola en cola y ni eso es garantía", dijo a esta agencia uno de los vendedores del mercado de Chacao, que prefirió no ser identificado.
El Gobierno de Venezuela asegura que hace frente a una "guerra económica", pues sostiene que los sectores productivos del país se han aliado para incrementar el costo de la vida y generar malestar en la población, como parte de un manual de ataque no convencional de Estados Unidos.
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El salario mínimo integral (incluyendo un bono de alimentación mensual obligatorio) en Venezuela es 250.531 bolívares, lo que equivale a 71 dólares, según la tasa oficial y a 13 dólares según el paralelo.
Los venezolanos, desde hace unos cinco años, hacen frente a una fuerte escasez de productos de la canasta básica, así como de medicamentos, insumos médicos y autopartes.
Para el economista Tony Boza, conductor del programa "Boza con Valdez", transmitido por el canal estatal Venezolana de Televisión, la venta de productos al precio del dólar paralelo en los supermercados del país se debe a la incapacidad que tiene el Gobierno para fiscalizar la estructura de costos.
"Además, también la bola especulativa de los comerciantes que se basan en el dólar paralelo como referente en término de su estructura de costos, un ciclo que se retroalimenta, y donde el consumidor no tiene mecanismos de defensa", añadió.
Boza considera que aunque existe la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundee) "no tiene capacidad de cubrir toda la red de comercios que existe en el país".
Propuestas
El economista, egresado de la Universidad del Zulia, explicó que él junto a un grupo de economistas ha realizado una serie de propuestas al presidente Nicolás Maduro y a la Asamblea Nacional Constituyente para frenar el incremento desmesurado de los precios.
"Nosotros estamos proponiendo que haya un sistema muy parecido al que se puso en funcionamiento en Argentina, con la política de precios cuidados", explicó.
"Las denuncias en línea permiten que el Estado tenga en tiempo real la conducta de los distribuidores, de los vendedores y de las cadenas de comercios que son más fáciles de controlar", agregó.
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El economista espera que en los próximos días se produzca una respuesta por parte del Gobierno venezolano que permita equilibrar la situación de los precios y lamentó que para algunos ciudadanos ir a un supermercado se haya convertido en un lujo.
Sin cifras de inflación
En los últimos meses, el parlamento venezolano de mayoría opositora se ha dedicado a publicar las cifras de inflación que corresponde al Banco Central reseñar cada 30 días, pero que no son emitidas desde 2015, año en el que la inflación alcanzó 108,9%.
Esta situación se registra cuando el principal ingreso de Venezuela en divisas, que es el petróleo, ha registrado una fuerte caída que ha impactado en la economía y la capacidad de importación del país caribeño.