En las últimas décadas, EEUU ha pujado por la liberalización del comercio mundial y ha impulsado medidas de desregulación y flexibilización de los mercados mundiales. Parecía que con el ascenso de Donald Trump a la Casa Blanca esta política tradicional de Washington iba a dar un giro marcado para proteger a las clases obreras del país, pero hasta el momento los hechos indican lo contrario, según dijo a Sputnik el profesor de la Universidad de California en Santa Bárbara William Robinson.
"Es muy importante distinguir entre el discurso público de Trump —que es nacionalista, proteccionista y populista— y el contenido de las políticas que ha implementado y sus propuestas finales, que nada tienen que ver con eso", explicó Robinson en diálogo con el programa Telescopio.
Uno de los baluartes de Trump en la campaña fue el retiro de EEUU de los megaacuerdos de comercio, así como la renegociación de la potencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que calificó como un grave error para su país.
Robinson valoró que "hay mucha retórica" sobre ese tratado, pero "la realidad es que la economía estadounidense está profundamente implicada en el sistema globalizado de producción y finanzas". A su criterio, "el objetivo de Trump no es retirar a EEUU" de ese sistema sino "profundizarlo".
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Aún así, "los elementos principales del TPP están siendo introducidos a la renegociación del TLCAN", en particular en lo que tiene que ver con "la nueva etapa de la globalización capitalista mundial", que implica la liberalización de los servicios y la nueva economía digital. Realidades como el comercio electrónico o de datos no estaban desarrolladas en 1994, con la entrada en vigor del tratado, que solo contempla bienes tangibles.
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"Cada vez más es importante para EEUU la transnacionalización de los servicios, los datos, el comercio electrónico, que representa el 60% de la economía global de servicios. Los representantes norteamericanos encargados de la renegociación han sido claros en su pronunciamientos: han dicho que se trata de modernizar y actualizar este tratado y no echarlo por la borda", especificó el académico.
Para el entrevistado, las clases obreras de México son las que han sufrido más las consecuencias del TLCAN. Los códigos laborales "muy progresistas" que dificultan los despidos y ponen un coto a las acciones "arbitrarias" contra los trabajadores son "un problema para el capitalismo global y las élites mexicanas", que pretenden "precarizar" la calidad del empleo.
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"Ahora la clase obrera mexicana está en plena resistencia al tratado, porque ha sido un desastre para la gran mayoría de los mexicanos. No solo para la clase obrera, sino también para los tres millones de familias campesinas que han sido expulsados de su tierra", acotó Robinson.
Situaciones similares se dan con las empresas que se ofrecieron para proveer en la construcción del polémico muro en la frontera con México o en las gestoras de centros de detención de migrantes clandestinos, observó Robinson.
"Esa brecha real entre economía real y ficticia revela una extrema inestabilidad en una economía global. Apunta a otro colapso financiero, porque no se puede sostener un sistema globalizado sobre la base de especulación. Estamos entrando en un período de mucha turbulencia, incertidumbre y peligro", observó.