Las declaraciones recopiladas por el medio destacan tres posibles enfoques de la estrategia de Moscú en la región.
En segundo lugar, Rusia podría aplicar un enfoque oportunista y buscar ventajas a corto plazo con los socios regionales que quieren jugar la 'carta rusa' en sus relaciones con los países occidentales. En particular, esta opinión la presenta el centro analítico Rand.
Finalmente, Moscú podría guiarse por sus propios intereses en la región y las áreas vecinas sin contar con las reacciones de otros países, buscando alcanzar sus objetivos específicos.
En este sentido, "la alejada política de Washington respecto a ciertos problemas de la región es una buena oportunidad para Rusia de reclamar y proteger sus intereses" económicos y militares, afirmó la politóloga egipcia Norhan Shaij, de la Universidad de El Cairo.
Pero en todo caso, el avance ruso en Oriente Medio no tiene matiz ideológico y está libre de "la mentalidad de la Guerra Fría", aseguró la experta.
Tampoco la disminución de las actividades de EEUU es la razón para la creciente participación de Moscú en los asuntos de la región.
"Sí, la retirada de Washington ayuda a Rusia a convertirse en un jugador importante en Oriente Medio (…) [Al mismo tiempo], Rusia carece de las mismas capacidades políticas y financieras que EEUU, así que su enfoque es simplemente asegurar sus propios intereses", comentó Nikolái Kozhánov, profesor y analista asociado de Chatham House, en el Reino Unido.
El caso sirio
Tras el derrocamiento de Sadam Husein en Irak por EEUU, Rusia decidió trazar un tipo de 'línea roja' en Siria, e intervino en la lucha del Gobierno del país árabe contra los terroristas.
Esto está evidenciado por los acuerdos recién firmados sobre la permanencia a largo plazo en las bases de Hmeymim y Tartus.
Un baluarte en Oriente Medio ofrece ventajas evidentes a Rusia. El acceso al Mediterráneo para la Armada rusa es importante para el país. También, Moscú puede establecer relaciones más estrechas con los países exportadores de hidrocarburos.
Además, toda la región representa para el Kremlin un campo de oportunidades para aliviar el efecto de las sanciones y el embargo alimentario, introducidos como consecuencia de la crisis ucraniana, gozando de las inversiones y suministros agrarios de los países de la zona.
"La cooperación entre Rusia y las naciones árabes cabe en la visión de un mundo multipolar promovido por el presidente Vladímir Putin", opinó Kozhánov.
Según las estimaciones de Rand, hasta 3.200 ciudadanos rusos viajaron a Irak y Siria en los últimos años para ingresar en los grupos armados.
Su posible radicalización preocupa a Moscú, que busca eliminar el peligro mientras esté fuera de las fronteras nacionales, afirman los analistas.