"La migración desde El Salvador, Guatemala y Honduras hacia Estados Unidos está motivada en gran parte por la pobreza y el hambre, agravadas por las condiciones de sequía asociadas con el fenómeno El Niño que empezó en 2014", dice el estudio presentado por la OEA (Organización de los Estados Americanos).
En los tres países estudiados, los investigadores hallaron "un vínculo claro entre la inseguridad alimentaria y la migración", añade el texto.
Asimismo, "la pobreza y el desempleo son las causas más generalizadas de la migración, seguidas por las adversidades climáticas con efecto en la agricultura (pérdida de cosechas y pestes) y la violencia delincuencial", dice el informe "Seguridad Alimentaria y Emigración: Por qué la gente huye y el impacto que esto tiene en las familias que permanecen en El Salvador, Guatemala, y Honduras".
En la presentación del documento, el secretario general adjunto de la OEA, Néstor Mendez, sostuvo que "cuando millones de nuestros hermanos padecen hambre, cuando los beneficios del desarrollo no alcanzan a todos, cuando la riqueza solo la comparten algunos, no podemos asegurar una ruta democrática para nuestra región".
El canciller de El Salvador, Hugo Martínez, sostuvo que el impacto del cambio climático es muy drástico en el Corredor Seco y que solo en 2015 su país perdió cuatro millones de quintales de maíz (470.000 toneladas) y 60.000 quintales de frijol (6.000 toneladas).
El ministro de Seguridad Alimentaria y Nutrición de Guatemala, German González, ratificó que la sequía causó pérdidas y daños en cultivos de granos básicos de los agricultores del Corredor Seco, "y esta situación afectó la capacidad de respuesta y la seguridad nutricional en el corto y mediano plazo".
Más violencia
La vicecanciller de Honduras, María Andrea Matamoros, se refirió al complejo y paradójico fenómeno migratorio que sufren estos países, pues "muchas veces las personas salen de nuestros países huyendo de la pobreza y de la violencia, para encontrarse con mayor pobreza y mayor violencia en el camino".
Casi la mitad (47 por ciento) de las familias entrevistadas para el estudio en el Corredor Seco con algún pariente que hubiera emigrado sufrían de inseguridad alimentaria, 38 por ciento moderada y nueve por ciento severa.
"Estos niveles no se habían registrado antes en la región, ni siquiera en las 10 evaluaciones de la seguridad alimentaria en emergencia realizadas por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) en los últimos tres años", como respuesta a los fenómenos combinados de la sequía y de El Niño en el Corredor Seco, dice el estudio.
En el año fiscal 2016, la Policía de Migración y Aduanas de EEUU interceptó a más de 400.000 personas indocumentadas en la frontera sur y casi 60.000 eran menores de 16 años, la mayoría provenientes de El Salvador, Guatemala y Honduras.
Casi 60 por ciento de los hogares entrevistados gastan más de dos tercios de sus ingresos en alimentos y la mitad de los deportados se dedicaban a la agricultura antes de partir.
Aunque el estudio reconoce que la violencia es también un factor importante de la emigración de esos tres países, establece que solamente es la causa dominante en El Salvador, mientras resulta menos importante en Guatemala y Honduras.
El estudio fue financiado y producido por el Banco Interamericano de Desarrollo, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola y el PMA, con colaboración de la Organización Internacional para las Migraciones y de la OEA.