"Las consecuencias de una salida rápida (de las tropas) son impredecibles e inaceptables (…) crearía un vacío que aprovecharían los terroristas, incluidos de Daesh y Al Qaeda (ambas organizaciones proscritas en Rusia)", dijo Trump en una alocución especial en la base militar Fort Myer, situada cerca de Washington.
El mandatario subrayó también que los militares estadounidenses gozarán de mayores facultades para "atacar a los terroristas y las redes criminales que siembran el caos y la violencia en todo Afganistán".
"Estados Unidos cooperará con el Gobierno afgano mientras vea progreso, pero la ayuda no será infinita".
El pueblo estadounidense, remarcó, "quiere ver reformas y resultados reales".
El embajador de Afganistán en Washington, Hamdullah Mohib, emitió una declaración en la que celebra la decisión del presidente estadounidense.
"Es resultado de intensas deliberaciones y toma en cuenta tanto las necesidades como las consideraciones de los dos países. Es la primera vez que el enfoque se pone en lo que Afganistán necesita para tener éxito, y estamos agradecidos por el resultado", dijo el diplomático.
Estados Unidos y sus aliados invadieron Afganistán en 2001, luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre de ese año en Nueva York y Washington.
Más de 9.000 efectivos militares estadounidenses permanecen en Afganistán, a los que se suman unos 5.000 soldados de la OTAN.
Según cifras oficiales del Pentágono, casi 2.300 militares y civiles estadounidenses murieron en la campaña afgana y más 20.000 resultaron heridos.