El periódico USA Today al comentar una manifestación del fundador de la compañía militar privada Blackwater, Erik Prince, escribió estos días que la Casa Blanca estudia el plan de delegar a contratistas particulares el grueso de las actividades que EEUU desarrolla en Afganistán.
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Según este medio, el plan se estudia detenidamente pese a los recelos que expresan el asesor del presidente Donald Trump para la seguridad nacional, Herbert McMaster, y el secretario de Defensa, James Mattis.
"Todos los problemas del Afganistán contemporáneo nacen de la política de EEUU (…), el contingente militar estadounidense está presente en Afganistán desde finales de 2001 sin que se lograran la estabilización de la situación político-militar ni la prometida modernización", señaló el experto.
Los países limítrofes que tienen vínculos históricos con Afganistán deben ayudarle a solucionar los problemas de seguridad, supuso Kúrtov y al mismo tiempo señaló que no puede tratarse de una presencia militar directa, porque los afganos odian el contingente militar extranjero.
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El director del II Departamento de Asia de la Cancillería rusa, Zamir Kabúlov, en una entrevista con el periódico Izvestia declaró que considera improcedente la sustitución de militares profesionales de EEUU por mercenarios de una compañía militar privada.
EEUU lanzó en 2001 una operación antiterrorista en Afganistán, más tarde con el mandato del Consejo de Seguridad de la ONU en el país se desplegó la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) al mando de la OTAN.
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Esta coalición libró combates contra el Movimiento Talibán y el grupo terrorista Al Qaeda, proscritos en Rusia y otros países.
Según estaba previsto inicialmente, el contingente de la OTAN se retiró del país en 2014, el 1 de enero de 2015 lo vino a sustituir la misión no combativa, llamada Apoyo Decidido (Resolute Support en inglés).