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El primer vuelo despega de la base aérea de Osan justo después del amanecer, ascendiendo por encima de la península coreana para recolectar y enviar datos críticos a la sede militar de EEUU.
"Todo lo que recolecta este avión se envía casi instantáneamente a las personas que lo pueden procesar, valorar y difundir en cuestión de minutos a nuestros jefes", compartió con CNN el coronel James Bartran, quien encabeza el quinto Escuadrón de Reconocimiento en la base.
Avión espía a gran altitud
Los modelos más recientes —por el precio de 250 millones de dólares cada uno— fueron actualizados con nuevos sensores y cámaras. Además, están equipados con varios sistemas para manejar una variedad de tareas de recopilación de información que los drones no pueden hacer solos.
De esta manera, el Lockheed U-2 es el activo crítico en la detección de lo que Corea del Norte realmente planea, apunta el medio.
"Disponemos de lo que se llama 'multi-in' [inteligencia múltiple]. Somos el único 'multi-in' verdadero en el teatro. Podemos ver y oír cosas al mismo tiempo", explicó Bartran.
El militar también precisó que la presencia del Dragon Lady en península de Corea tiene como objetivo asegurar que EEUU tenga la información que necesita para actuar o responder. Así, los datos que envía el avión a Washington determinan la diferencia entre la paz y la guerra.
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Algunas de estas "consecuencias" podrían provenir de la base aérea de Osan, señala CNN. Además de albergar los aviones Dragon Lady, esta instalación militar es también la base para dos escuadrones de aviones de combate F-16 que tienen el lema: "Listos para el combate esta noche".
'Ferrari' de los aviones
El tercer escuadrón de los F-16 está estacionado en Kunsan, la otra base aérea de EEUU en Corea del Sur.
"Es Ferrari, es la mejor manera de describirlo", comentó el piloto Daniel Trueblood las capacidades del avión supersónico F-16.
Igual que los pilotos de aviones espía, los escuadrones del F-16 se entrenan diariamente sobre la península coreana, simulando batallas de día y de noche.
"No sabes cuándo va a suceder algo o qué nos ordenarán hacer (…) Nos preparamos todos los días como si esta fuera la gran noche", compartió Trueblood.
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Según explicó, la principal tarea de los pilotos estadounidense es conseguir que "el enemigo los haga el objetivo" de sus misiles aire-aire y superficie-aire, para poder "proteger a todos los demás".
"La misión siempre ha sido muy clara y me ha dictado que estamos listos para el combate", concluyó Trueblood.