Trump y sus colaboradores buscarán medidas para contener el avance de las milicias islamitas Talibán sobre las fuerzas armadas afganas, incentivar a Pakistán para que reduzca su apoyo a los talibanes, contrarrestar el auge de grupos terroristas como Daesh y Al Qaeda (ambos proscriptos en Rusia) y suministrar apoyo económico a las incipientes instituciones gubernamentales de Afganistán.
Casa Blanca versus Pentágono
El presidente rechazó el plan del Pentágono de incrementar la presencia militar con 4.000 efectivos que se sumarían a los 9.800 ya desplegados en el país de Asia central, y amenazó con destituir al comandante de las tropas en el terreno por los escasos éxitos alcanzados.
En junio, el secretario de Defensa, James Mattis, dijo que EEUU "no está ganando" en Afganistán, mientras las fuerzas del Talibán crecían y quitaban territorio al ejército afgano.
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Los comentarios de Mattis fueron ante el Comité de Servicios Armados del Senado, cuyo presidente, John McCain, reclamó al secretario una nueva estrategia para enfrentar el deterioro de la situación y el creciente número de muertos y heridos entre las tropas estadounidenses.
En julio, se dijo que Trump había sugerido que su país debía retirarse de Afganistán y no enviar más tropas.
El consejero de Seguridad Nacional, general H.R. McMaster, propuso que se enviaran unos 4.000 efectivos más, mientras el estratega jefe de Trump, Steve Bannon, argumentó en contra del despliegue de más militares.
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McMaster expuso la iniciativa de enviar 50.000 efectivos más, pero rebajó la cantidad al darse cuenta de que el presidente no aceptaría tal propuesta.
Bannon, por su parte, sugirió privatizar la campaña militar estadounidense, mientras Pompeo argumentó a favor de que la CIA y las unidades de operaciones especiales fueron los actores principales de la ocupación en Afganistán.
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McCain presentó recientemente su propia estrategia para Afganistán bajo la forma de una enmienda al presupuesto de defensa para 2018.
Esta iniciativa comprende un abordaje civil y militar integrado, que prevé más asesores trabajando en las fuerzas armadas afganas y un renovado énfasis en el poderío aéreo para apoyar las operaciones terrestres.
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Las propuestas de McCain estarán sobre la mesa de trabajo de Trump y su equipo este 18 de agosto.
Mercenarios
En mayo, el fundador de la empresa Blackwater, más tarde rebautizada como Xe Services y Academi, Erik Prince, propuso un ejército y una fuerza aérea mercenarios para apoyar a las tropas afganas y reducir la presencia de EEUU.
Otra compañía de defensa, Dyncorp, presentó un plan similar.
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De hecho, en Afganistán ya hay más personal militar privado que soldados, aviadores e infantes de marina estadounidenses, según un informe del Servicio de Investigación del Congreso.
"En el año fiscal 2016, se encontraban en Afganistán 25.197 contratistas (del Pentágono) en comparación con 9.800 tropas estadounidenses, por lo que el personal contratado constituía el 72 por ciento de todos los efectivos (del Pentágono) en el país", dice el informe.
La creciente dependencia en empresas privadas presenta una cantidad de riesgos, como el potencial de incrementar el bandidaje y la influencia de los señores de la guerra y la ausencia de responsabilidad por sus acciones, advierten expertos.
Pakistán
En consecuencia, el secretario de Defensa retuvo la entrega de unos 350 millones de dólares en desembolsos realizados por Pakistán.
El papel que jugará el Gobierno pakistaní en la nueva estrategia de Trump es una incógnita, si bien las posturas de Mattis indican que Washington adoptaría una línea dura.
Pero cualquier acción debe tomar en cuenta el activo rol que juega Pakistán en el apoyo a la milicia islamita Talibán.
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No parece posible que las autoridades pakistaníes se sientan inclinadas a reducir su apoyo al Talibán cuando el Departamento de Defensa bloquea la devolución de un desembolso ya realizado por Pakistán en actividades antiterroristas.
La misión en Afganistán concluyó en 2014, mientras el 1 de enero de 2015, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) anunció su nueva operación en el país, bautizada Apoyo Decidido, para entrenar y asistir a las fuerzas de seguridad afganas.
Más de 9.000 efectivos militares estadounidenses permanecen en Afganistán, a los que se suman unas 5.000 tropas de la OTAN.