Mientras tanto, la Casa Blanca no puede encontrar una fórmula para salir dignamente de la guerra más larga de la historia de EEUU, señalan Ignat Kalinin e Ígor Kriuchkov, en un artículo para el diario Gazeta.ru.
Como parte de la operación denominada Apoyo Decisivo, en Afganistán hay desplegados alrededor de 15.000 militares, mayoritariamente de los países occidentales de la coalición liderada por EEUU.
Lea más: General de EEUU califica de "fracaso total" la campaña estadounidense en Afganistán
En julio, Trump constató que no se puede llamar ganador a EEUU en Afganistán. "Estamos perdiendo la guerra", declaró el mandatario estadounidense en aquella ocasión.
"De hecho, cualquier acción decidida únicamente empeoraría la posición de Washington", opinan los autores del artículo.
La semana pasada, el señor de la guerra y primer ministro de Afganistán dio la primera rueda de prensa en los últimos 20 años. Gulbudin Hekmatiar advirtió al líder de EEUU de que era inadmisible que introdujeran tropas adicionales en el país y enfatizó que la paz y la estabilidad en Afganistán solo pueden lograrse a través de una Presidencia fuerte y de la celebración de elecciones transparentes.
"Es imposible ganar esta guerra con el aumento de fuerzas extranjeras. Queremos que la comunidad internacional ayude a Afganistán a detener la intervención de los extranjeros y de sus vecinos", sostuvo.
Al mismo tiempo, respondiendo a la pregunta de por qué EEUU debe permanecer en Afganistán después de tantos años, la diplomática dio un argumento profundo: demasiado dinero —más de 700.000 millones de dólares— y vidas —alrededor de 150.000— han sido sacrificados como para no concluir la misión.
Por lo tanto, Donald Trump se enfrenta a un problema que quiere resolver pero para el que carece de una solución adecuada. Por un lado, los analistas afirman que la fuerza militar no puede solucionar nada, sino que es necesario dejarle un margen de maniobra al presidente Ghani y las instituciones democráticas. Pero en este caso, existe el riesgo de que se produzca una rápida desestabilización y pérdida de iniciativa en la región, analizan los columnistas.
La tercera opción, apoyada por los generales dirigidos por el asesor de Seguridad Nacional Herbert McMaster, consiste en reforzar el contingente militar estadounidense en el país. Esta es una medida cara y de eficacia cuestionable a la que ya recurrió sin demasiado éxito el predecesor de Trump, concluyen Kalinin y Kriuchkov.
Lea más: "Estamos perdiendo": Trump encuentra la fuente de mala suerte de EEUU en Afganistán